(R.B./ReL) Según la última edición del anuario estadístico de la Iglesia, que recoge los principales indicadores sobre la acción de la Iglesia en el mundo en entre el año 2000 y 2007, el número de sacerdotes católicos diocesanos ha aumentado un 2,5 por ciento, pasando de 265.781 en el año 2000 a 272.431 en 2007 y el de sacerdotes religiosos ha descendido un 2,7 porciento, llegando a algo más de 135.000 en 2007. El dato, que es correlativo a la disminución constante de miembros de las grandes órdenes religiosas en los últimos años, está anclado en que se ha logrado transmitir desde los obispados «la pertenencia gozosa a la Iglesia y el compromiso interno y externo» de los jóvenes, según explica a ReL el padre Juan Pedro Gutiérrez, formador del seminario conciliar de la diócesis de Madrid. Este nuevo impulso sólo es entendible, prosigue Gutiérrez, porque «en los ámbitos formativos de las diócesis han calado las enseñanzas de la exhortación apostólica postsinodal ‘Pastores dabo vobis’» firmada por Juan Pablo II en 1992 y centrada en la formación de los sacerdotes. En paralelo, y con el impulso que supuso para la movilización y dinamización de la juventud católica mundial el jubileo del año 2000 impulsado por Juan Pablo II y las jornadas mundiales de la juventud celebradas desde entonces en Roma, Toronto, Colonia y Sydney han supuesto un estímulo importante a vocaciones que permanecían latentes. «Estos encuentros universales son una vivencia intensa de la iglesia universal y de Cristo. Los jóvenes ven la vitalidad de la Iglesia», reconoce el formador diocesano de Madrid. El estudio, elaborado por Oficina Central de Estadística de la Santa Sede, también revela que los sacerdotes sólo están claramente en declive en Europa, donde en siete años han pasado de representar el 51 por ciento del total a menos del 48 por ciento. Sin embargo, hay otros datos más positivos, que da fe de la eficacia de la labor misionera de la Iglesia ya que es muy destacable el número de seminaristas de Nigeria, el Congo, la India y Filipinas.