(José R. Amor - Vida Nueva) Cuando se cumplen dos años de la llegada de Francisco Vázquez a Roma, el Embajador de España ante la Santa Sede hizo en Betanzos (La Coruña) un amplio repaso de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Español. Durante hora y media habló de tensiones pero, sobre todo, de acuerdos y de su voluntad personal de ser un puente de unión, y de cómo su condición de socialista y católico le había ayudado en ese propósito. Subrayó con vigor que no se puede entender España sin sus raíces católicas y criticó a quienes quieren hacer de la laicidad un instrumento doctrinal e ideológico parcial, “como si quisieran recuperar el siglo XIX”, aseguró. Invitado por el Aula de Teología que desde el año 2002 funciona en este pueblo de 13.000 habitantes, el embajador afirmó que en estos momentos hay indicios claros de que vamos a vivir un escenario de buenas relaciones y de que no se volverán a reproducir momentos de crispación como los que se produjeron en la primera mitad de la anterior legislatura: “En el panorama inmediato, ni reforma ni denuncia de los Acuerdos, ni regulación de la eutanasia, ni modificación de la ley del aborto. Lo único que puede provocar desencuentro es todo lo que se refiere a la investigación embrionaria”, señaló. El mantenimiento de Bernat Soria al frente del Ministerio de Sanidad y el nombramiento de Cristina Garmendia –una doctora en biología que proviene del mundo empresarial biotecnológico- como Ministra de Ciencia e Innovación así parecen vaticinarlo. Vázquez recalcó la plena legitimidad democrática de los Acuerdos de 1979 (“debatidos, votados y aprobados por las Cortes democráticas”) y mostró su asombro “por la ligereza y desconocimiento con que algunos hablan de este asunto”. Asimismo, el ex alcalde coruñés destacó dos ámbitos de colaboración entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal Española: inmigración y Ley de Dependencia, “una ley muy buena y avanzada”, aunque, como reconoció, “dotarla de recursos no es una cuestión baladí”.