(Agencias/ReL) El obispo de Cartagena, Juan Antonio Reig Pla, animó ayer a la ciudadanía a participar en la marcha por las calles de Murcia en contra de la reforma de la ley del aborto que planea el Ejecutivo socialista. Según Reig Pla, "es necesario promover juntos una cultura de la vida que propicie la defensa de la vida humana, la movilización de la maternidad y el desarrollo de políticas familiares justas. Partiendo de esta cultura de la vida será posible crear instituciones de apoyo a los matrimonios y, en especial, a las madres gestantes para que no se vean abocadas al aborto" "Como obispo de la Iglesia Católica siempre veo con buenos ojos cualquier iniciativa de los fieles laicos para defender el derecho a la vida. Estas iniciativas surgen de su propia responsabilidad y están encaminadas a sensibilizar a la opinión pública y a nuestros gobernantes sobre el drama que supone la práctica del aborto. Este drama se concreta en la muerte de inocentes, en la perversión de la práctica de la medicina y en la falta de ayudas a la mujer", dijo Pla. En una entrevista que publica hoy La Nueva España, el obispo auxiliar de Bilbao, Mons. Mario Iceta, se expresa con autoridad y firmeza: "hay que acoger la vida de toda persona humana, que es un gran don. En las mujeres embarazadas siempre hay que tutelar los dos bienes: la mujer, sus necesidades, dificultades, alegrías...; sus angustias, en el caso de un embarazo no deseado o en situación dolorosa. Pero hay que tutelar también al nuevo ser que viene". El prelado subraya que "nuestra sociedad tiene recursos suficientes, humanos, económicos, institucionales, para poder tutelar los dos bienes. La tentación del aborto aparece en la mujer que ha quedado embarazada y no desea ese hijo. Pero se pueden proponer caminos para acompañarla. Existen entidades como la Red Madre que pueden dar una solución buena a esos casos. El aborto nunca es la solución, primero porque consiste en la eliminación deliberada de una vida humana, y segundo, porque deja secuelas en la mujer". A la pregunta de qué ley quiere la Iglesia, el obispo auxiliar de Bilbao, doctor en Medicina y Teología Moral y especialista en Bioética, ha respondido que "la iniciativa legislativa del Gobierno parte de la base de que hay que ampliar el aborto, pero quizá sería el momento de proponer otras soluciones legislativas que me parecen más avanzadas. Serían iniciativas pioneras: hoy no existe una protección jurídica del nascituro. O legislación sobre las mujeres con carencias de recursos o en exclusión social". Y ha afirmado rotundamente que "el aborto es una solución anticuada. A la altura del siglo XXI tiene que estar superada. Dentro de unos años, cuando la historia nos juzgue, se dirá que hay que ver qué barbaridad suponía eliminar un nuevo ser concebido". También el arzobispo de Granada, Javier Martínez, ha reafirmado su oposición al aborto instando a sus fieles a sentirse "absolutamente" libres para responder a convocatorias que surjan a favor de la vida, así como para ayudar a las madres "que tengan la tentación de abortar". El prelado se expresó en estos términos en su homilía de la Eucaristía celebrada en la catedral con motivo de la Jornada por la Vida, un acto en el que estuvo acompañado por al Obispo electo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos. Martínez invitó a los feligreses a sumarse a iniciativas como la de RedMadre u otras similares para impedir la muerte de los hijos y cuestionó los argumentos que se posicionan en contra de llevar un lazo blanco esgrimiendo que otras muchas veces se llevan signos de otra clase. "No vamos contra nadie, no juzgamos a nadie, no condenamos a nadie, sólo defendemos nuestra capacidad de expresar públicamente nuestra conciencia de la vida que es, además, la mejor que ha existido en la historia y la más capaz de responder a las exigencias de la razón y del corazón del hombre", ha sentenciado el arzobispo, quien negó con rotundidad que todo ello fuese motivo de "vergüenza". Para el arzobispo, cuando la Iglesia defiende la vida no se sale de su tradición, ni de su experiencia, ni de su ámbito, porque "la fe cristiana no es una ideología, ni tiene que ver con las luchas políticas". "La gracia de haber conocido a Jesucristo -ha aseverado- vale más que la vida y no estamos dispuestos a ponerla en cuestión e incluso la expresamos públicamente porque somos un pueblo, una familia".