(EP/ReL) Benedicto XVI recordó a los jóvenes angoleños, miles de ellos "mutilados a consecuencia de la guerra y las minas", que ellos son la fuerza dinámica del futuro. Durante el multitudinario encuentro celebrado en el Estadio dos Coqueiros de Luanda, la capital de Angola, el Papa alentó a los jóvenes a "tomar decisiones definitivas, porque, en verdad, éstas son las únicas que no destruyen la libertad, sino que crean su correcta orientación, permitiendo avanzar y alcanzar algo grande en la vida". "Sin duda, la vida tiene un valor sólo si tenéis el arrojo de la aventura, la confianza de que el Señor nunca os dejará solos. Juventud angoleña, deja libre dentro de ti al Espíritu Santo, a la fuerza de lo Alto. Confiando en esta fuerza, como Jesús, arriésgate a dar este salto", prosiguió. "Así se crearán entre vosotros islas, oasis y después grandes espacios de cultura cristiana, donde se hará visible esa ciudad santa, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia", dijo. El Santo Padre recomendó vivamente a los jóvenes confiar en Dios, porque "Él es el futuro, Él marca la diferencia y nos hace diferentes, Él enjugará las lágrimas de los ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor". Y, sin olvidar las lágrimas que muchos de estos jóvenes han derramado por la pérdida de sus familiares durante la guerra, el Papa ha asegurado comprender las dudas y "sombrías nubes que aún cubren el cielo de sus mejores sueños". En este contexto, Benedicto XVI recordó a los jóvenes cómo Jesús comenzó su ministerio entre el gran entusiasmo de la gente y como éste poco a poco se fue apagando, hasta el punto de que muchos discípulos abandonaron al Maestro. El Papa ha introducido con este argumento la parábola del sembrador que esparce su semilla en el campo. Porque en esa semilla está presente el futuro, porque la semilla lleva consigo el pan de mañana, la vida del mañana. La semilla parece que no es casi nada, pero es la presencia del futuro, es la promesa que ya hoy está presente", declaró. "Vosotros sois una semilla que Dios ha sembrado en la tierra, que encierra en su interior una fuerza de lo Alto, la fuerza del Espíritu Santo. No obstante, para que la promesa de vida se convierta en fruto, el único camino posible es dar la vida por amor, es morir por amor", añadió. Encuentro con obispos Al encontrarse con los Obispos de Angola y Sao Tomé en la última fase de su viaje a África, el Papa recordó que "el cristiano de fe adulta y madura no es el que sigue las modas y las últimas novedades, sino el que vive profundamente enraizado en la amistad con Cristo", según recoge ACI Prensa. Desde la sede de la Nunciatura Apostólica de Luanda, Benedicto XVI afirmó que "contra un relativismo difundido que nada reconoce como definitivo y es más, tiende a defender como última medida el propio yo y sus caprichos, proponemos otra medida: el Hijo de Dios, que también es verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo". El Pontífice precisó que la amistad con Cristo "abre hacia todo lo que es bueno y ofrece el criterio para discernir entre el error y la verdad". Asimismo, advirtió de que "la cultura y los modelos de comportamiento están cada vez más condicionados y caracterizados por las imágenes propuestas por los medios de comunicación social". En este contexto, dijo, "son loables todos vuestros esfuerzos por tener, también en este nivel, una capacidad de comunicación que os capacite para ofrecer a todos una interpretación cristiana de los eventos, de los problemas y de las realidades humanas". Una vez más, el Santo Padre destacó las "dificultades y amenazas" que encuentra la familia, la cual "tiene una particular necesidad de ser evangelizada y concretamente sostenida, porque además de la fragilidad e inestabilidad interna de tantas uniones conyugales, existe la tendencia difundida en la sociedad y en la cultura de poner en duda el carácter único y la misión propia de la familia fundada en el matrimonio". "En vuestra solicitud de pastores por cada ser humano, seguid elevando la voz en defensa del carácter sagrado de la vida humana y del valor del instituto matrimonial y por la promoción del papel de la familia en la Iglesia y en la sociedad, pidiendo medidas económicas y legislativas que las sostengan en la generación y en la educación de los hijos", indicó. Terminado el encuentro, Benedicto XVI cenó con los obispos de Angola y Sao Tomé y con su séquito.