(Agencias/L.R.R/La Razón/ReL) Los peregrinos, la mayoría de ellos navarros, pero también procedentes de otras comunidades, han escuchado durante la misa el mensaje enviado por el Papa con motivo de las Javieradas de 2009, que se han celebrado con el lema "Misioneros como Pablo y Javier". El arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez González, durante su viaje a Javier paró en varias ocasiones para conversar e interesarse por los peregrinos. Primero paró en el puesto de avituallamiento de Idocin y, después, hacia las 11.30 horas, llegó al ubicado en la bajada de Loiti. Francisco Pérez mostró su satisfacción por "la gran cantidad de peregrinos de todas las edades" que completaron el camino. "Las Javieradas tienen una fuerza especial, no sólo para Navarra ya que también se acercan personas de otras Comunidades Autónomas como Madrid o Andalucía, entre otras", destacó el arzobispo, sin dejar de saludar a todos los peregrinos que se acercaron a él. Con varios de ellos, incluso, se fotografió. En la homilía, el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, ha advertido a los fieles que si no se buscan "soluciones morales" a la "crisis de costumbres" actual, el fracaso será "rotundo y no hay billete de vuelta cuando no se ha cuidado aquello que dignifica la persona humana". El arzobispo de Pamplona señaló en la homilía a los peregrinos que "como cristianos hemos de ser testigos cualificados para fecundar y fermentar la sociedad con el Evangelio" y que "no hemos de encogernos pensando que son nuestras fuerzas las que valen: es la confianza en Jesucristo, quien nos ha encomendado de ser luz, sal y fermento en medio de la masa". Mons. Pérez González se preguntó si "no es cierto que los mandamientos de la Ley de Dios son, muchas veces, marginados de la forma de vivir y que en nuestros tiempos es conveniente volver a recuperarlos" o que "desde hace décadas, se va perdiendo poco a poco el sentido del pecado". Según recalcó, el "relativismo mina la vida espiritual y está dejando una estela de amarga experiencia". Y subrayó que si por algo se caracterizan las Javieradas "es por su impulso evangelizador y por la reforma de vida", ya que "muchos han encontrado el camino de la santidad gracias a estos días de luz y esperanza". En estas jornadas afirmó que muchos jóvenes "han descubierto su vocación a la vida sacerdotal o religiosa, o a formar familias auténticamente cristianas". El arzobispo de Pamplona pidió a los cristianos que rueguen "para que la solidaridad y la paz reinen en nuestra sociedad", porque su consecución "no será efectiva si se sigue perdiendo el horizonte de Dios, ya que la causa de Dios de ninguna forma está en oposición con la causa del hombre". A este respecto, dijo que "son más bien las promesas puramente terrenas las que, como demuestra la historia reciente, terminan desembocando en una esclavitud de forma totalitaria, que destruye a las personas". Se refirió a "las leyes de muerte que se promueven" o a "las formas de vida que desvían la mirada a todo lo que signifique el proyecto de Dios". Pidió a los niños que sean "buenos amigos de Jesús; a los adultos, que den "lo mejor de nosotros mismos"; a los jóvenes, les animó "para que no os canséis de ser buenos discípulos de Jesucristo" y a los padres y madres de familia les alentó "a que la fuerza del amor impere entre vosotros: sed fieles custodios de la cultura de la vida y de la educación sana para vuestros hijos", dijo. Finalmente se dirigió a los mayores, a los que agradeció "todo el bien que habéis hecho y seguís haciendo en medio de nosotros", y mostró su aliento a "los enfermos, encarcelados y a los que sufrís de cualquier forma". Ángel Echauri, delegado diocesano para las Javieradas, aseguró que, desde la organización, ya se preveía una mayor afluencia. "El buen tiempo tanto de hoy (por ayer) como de los días anteriores ha animado a mucha más gente. Además, como la semana pasada el tiempo no acompañó, muchas personas que al final no vinieron hace siete días sí han peregrinado hoy", apuntó Echauri. Al concentrarse los dos actos en el mismo día, caminata y misa, los peregrinos fueron más madrugadores. Así, muchos de ellos partieron desde Pamplona o Noáin entre las 5.30 y las 6 de la mañana. Desde el puesto de avituallamiento de Idocin destacaron que el mayor grueso de gente se produjo hacia las 8.30, mientras que en la bajada de Loiti el momento de más afluencia fue en torno a las 11, cuando la mayoría optó por tomarse un pequeño descanso y reponer fuerzas. Al término de la Eucaristía, el grupo La Voz del Desierto, formado por sacerdotes y seminaristas de la Diócesis de Alcalá de Henares, ofreció un concierto de música en el Auditorio de Javier, con canciones de "pop-rock divino", al que asistieron cientos de jóvenes y mayores, convocados por las delegaciones de Juventud y Familia. Desde Cruz Roja, destacaron la "normalidad" con que se desarrolló la jornada. Según dijeron, la gran afluencia de gente en la explanada del castillo durante la eucaristía provocó que se produjera alguna lipotimia más, aunque no hubo que destacar nada reseñable. Durante todo el día, los 150 voluntarios de Cruz Roja, realizaron 721 atenciones, en los ocho puestos distribuidos a lo largo del recorrido; 47 menos que en la segunda Javierada del año pasado. De todas las atenciones, 363 fueron a hombres y 358 a mujeres y sólo una persona requirió ser trasladada al Hospital de Navarra por una cardiopatía.