(ACI/ReL) En su discurso a los participantes, encabezados por el Prefecto del Dicasterio, Cardenal Antonio Cañizares, el Papa manifestó su deseo de que la reflexión sobre la adoración eucarística "contribuya a poner de relieve, en los límites de competencia del dicasterio, los medios litúrgicos y pastorales con los que la Iglesia de nuestros tiempos puede promover la fe en la presencia real del Señor en la Sagrada Eucaristía y asegurar a la celebración de la Santa Misa toda la dimensión de la adoración". Tras resaltar que "en la Eucaristía, la adoración debe llegar a ser unión con el Señor vivo y después con su Cuerpo místico", el Papa recordó sus palabras durante la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia en 2005: "Dios no solamente está frente a nosotros, como el totalmente Otro. Está dentro de nosotros, y nosotros estamos en él. Su dinámica nos penetra y desde nosotros quiere propagarse a los demás y extenderse a todo el mundo, para que su amor sea realmente la medida dominante del mundo". En aquella ocasión, continuó, "recordaba a los jóvenes que en la Eucaristía se vive la transformación fundamental de la violencia en amor, de la muerte en vida, que lleva consigo las demás transformaciones". Asimismo, Benedicto XVI manifestó su aprecio porque la plenaria haya tratado el tema de la "formación de todo el Pueblo de Dios en la fe, con una atención especial a los seminaristas, para favorecer su crecimiento en un espíritu de auténtica adoración eucarística". "Recordando tres prácticas penitenciales muy estimadas por la tradición bíblica y cristiana –la oración, la limosna y el ayuno–, animémonos a volver a descubrir y a vivir con fervor renovado el ayuno no solo como praxis ascética, sino también como preparación a la Eucaristía y como arma espiritual para luchar contra todo eventual apego desordenado a nosotros mismos", concluyó el Papa.