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ACI/ReL) Tras las palabras de bienvenida del Presidente Bush en las que destacó que "la vida humana es sagrada" y que "necesitamos su mensaje para confrontar la dictadura del relativismo", el Papa Benedicto XVI subrayó que la búsqueda de la libertad debe estar basada en los principios y valores religiosos. Luego de agradecer las palabras del mandatario de Estados Unidos en la ceremonia de bienvenida realizada esta mañana en la Casa Blanca, el Santo Padre señaló que "la búsqueda de libertad de América ha sido guiada por la convicción de que los principios que gobiernan la vida política y social están íntimamente relacionados con un orden moral, basado en la señoría de Dios Creador". Seguidamente indicó que "los redactores de los documentos constituyentes de esta Nación se basaron en esta convicción al proclamar la verdad evidente por sí misma de que todos los hombres han sido creados iguales y dotados de derechos inalienables, fundados en la ley natural y en el Dios de esta naturaleza". "El curso de la historia americana demuestra las dificultades, las luchas y la gran determinación intelectual y moral que han sido necesarias para formar una sociedad que incorporara fielmente estos nobles principios. A lo largo de ese proceso, que ha plasmado el alma de la Nación, las creencias religiosas fueron una constante inspiración y una fuerza orientadora, como, por ejemplo, en la lucha contra la esclavitud y en el movimiento en favor de los derechos civiles. También en nuestro tiempo, especialmente en los momentos de crisis, los americanos siguen encontrando energía en sí mismos adhiriéndose a este patrimonio de ideales y aspiraciones compartidos". Benedicto XVI ha recordado ante el Presidente de los Estados Unidos, que los Padres fundadores de esa nación sabían bien que "la democracia sólo puede florecer cuando los líderes políticos, y los que ellos representan, son guiados por la verdad y aplican la sabiduría, que nace de firmes principios morales, a las decisiones que conciernen la vida y el futuro de la Nación" El Papa también alentó a que "ahora que la Nación tiene que afrontar cuestiones políticas y éticas cada vez más complejas, confío que los americanos encuentran en sus creencias religiosas una fuente preciosa de discernimiento y una inspiración para buscar un diálogo razonable, responsable y respetuoso en el esfuerzo de edificar una sociedad más humana y más libre". "La libertad no es sólo un don, sino también una llamada a la responsabilidad personal. Los americanos lo saben por experiencia: casi todas las ciudades de este País tienen monumentos en honor a cuantos han sacrificado su vida en defensa de la libertad, tanto en su propia tierra como en otros lugares. La defensa de la libertad es una llamada a cultivar la virtud, la autodisciplina, el sacrificio por el bien común y un sentido de responsabilidad ante los menos afortunados. Además, exige el valor de empeñarse en la vida civil, llevando las propias creencias religiosas y los valores más profundos a un debate público razonable. En una palabra, la libertad es siempre nueva. Se trata de un desafío que se plantea a cada generación, y ha de ser ganado constantemente en favor de la causa del bien". Al poner como ejemplo a Juan Pablo II y al Presidente Washington, quienes entendieron que "una democracia sin valores puede perder su propia alma" y que "la religión y la moralidad son soportes indispensables para la prosperidad política", el Pontífice destacó que la Iglesia "está convencida de que la fe proyecta una luz nueva sobre todas las cosas, y que el Evangelio revela la noble vocación y el destino sublime de todo hombre y mujer". Seguidamente Benedicto XVI se refirió a su visita a la sede de la ONU en Nueva York y precisó que "la exigencia de una solidaridad global es más urgente que nunca, si se quiere que todos puedan vivir de acuerdo con su dignidad, como hermanos y hermanas que habitan en una misma casa, alrededor de la mesa que la bondad de Dios ha preparado por todos sus hijos". Asimismo expresó su confianza en que Estados Unidos muestre su "preocupación por la gran familia humana seguirá manifestándose con el apoyo a los esfuerzos pacientes de la diplomacia internacional orientados a solucionar los conflictos y a promover el progreso". "Señor Presidente, queridos amigos: al comenzar mi visita en los Estados Unidos, deseo expresar un vez más mi gratitud por su invitación, mi alegría por encontrarme entre vosotros y mi oración ferviente para que Dios Omnipotente fortalezca a esta Nación y a su pueblo en el camino de la justicia, la prosperidad y la paz. ¡Que Dios bendiga a América!", concluyó el Papa. -------
Discurso completo de Benedicto XVI en la Casa Blanca