(La Razón/ReL) Ésa es la conclusión del equipo presidido por Jordan Grafman, del Instituto Nacional de la Salud, en Maryland (EE UU), tras registrar la actividad cerebral de 66 voluntarios. Las imágenes de resonancia magnética mostraron similitudes entre la forma en que el cerebro juzga las acciones de otras personas y la manera en que contempla la implicación de Dios en los problemas de la humanidad. Asimismo, los investigadores encontraron una relación entre el conocimiento religioso y la activación del lóbulo temporal, una zona asociada a facultades de la memoria y el habla.