(P.Ginés/La Razón/ReL) Gotti Tedeschi, católico ferviente, padre de cinco hijos, profesor de economía y presidente de Banco Santander en Italia, escribió el 30 de enero pidiendo una megainiciativa para los países pobres, que reconstruiría la economía mundial como el "Plan Marshall" reconstruyó Europa tras la Segunda Guerra Mundial, sin dañar la economía norteamericana. Poco después, el 19 de febrero, coincidiendo con su visita a Roma y al Vaticano, el primer ministro británico, Gordon Brown, escribía en "LOsservatore Romano" recogiendo el guante de la propuesta: "He iniciado conversaciones con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros organismos para elaborar propuestas que, si son acogidas por el G20, podrían introducir miles de millones de dólares en las economías de los países en vías de desarrollo". La cumbre del G20, un encuentro de los veinte países más desarrollados del mundo para combatir la crisis, tendrá lugar el 2 de abril, y Gordon Brown busca en el Vaticano apoyos para su plan. De hecho, ya el 18 de junio, el secretario de Estado del Vaticano anunció la petición del Papa de que se crease "un plan de acción internacional concertado dirigido a acabar con la pobreza extrema en el mundo". Gotti Tedeschi lo explica así: "Hay que buscar riqueza para compensar las pérdidas allí donde haya más potencial para hacerlo rápidamente". Es decir, enriquecer el Tercer Mundo, "hoy con una capacidad productiva peligrosamente inutilizada", es la solución. Gordon Brown alaba en su artículo la alianza británica con el Vaticano para vacunar a 500 millones de niños mediante el proyecto "International Finance Facility for Immunisation", y lo pone como ejemplo de colaboración. "En tanto que político, sé que cuando las religiones movilizan sus recursos se advierte vivamente", escribe el líder laborista y primer ministro de Gran Bretaña.