(Gonzalo Altozano/Albadigital.es/ReL) Pero lo cierto es que en la segunda convocatoria del premio, un año después, su nombre aparecía entre los del jurado, pero no ya como vocal, sino como miembro del comité de honor. “Me incluyeron sin consultármelo”, afirmó entonces Caamaño. Independientemente de que sea o masón, cabe preguntarse si la masonería tiene hoy el mismo peso en política que tuvo en la II República. El entonces Gran Maestre de la Masonería en España, Diego Martínez Barrios, les comunicó por escrito que en ciertas cuestiones (el divorcio, la supresión de la enseñanza religiosa, eliminación del presupuesto del clero, cementerios civiles, etc.), las orientaciones masónicas debían prevalecer sobre las directrices de su respectivo partido político en caso de discrepancia. Estudiosos del tema aseguran que la fidelidad a la masonería está, para sus miembros, por encima de la disciplina de partido o de cualquier otra ideología o creencia. El libro ‘Yo fui masón’, de Maurice Callet, editado por Libros Libres, y traducido por Jose Mª Ballester Esquivias, refleja con claridad que la obediencia a la masonería está por encima de cualquier otra fidelidad, a un partido, unas creencias, etc. En la ceremonia de iniciación, el protagonista jura las Constituciones de la orden masónica en la que ingresa comprometiéndose a defenderlas por encima de todo, si es necesario, arriesgando su vida. “En este templo, al cual acaba de solicitar su ingreso, trabajamos sin descanso en la búsqueda de la Verdad, sin alcanzarla nunca, en el estudio de la nueva moral, en la práctica de la solidaridad enfocada al desarrollo material y moral, y en el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad. Si persiste en querer adquirir la sabiduría de los Maestros, extienda su mano derecha sobre las Constituciones de nuestra orden, que se comprometerá a respetar, así como a sus hermanos, a los que defenderá incluso arriesgando la vida”, le exigen para permitir su ingreso. Unos días antes de que Mariano Fernández Bermejo dejara el cargo de ministro, el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y ex ministro socialista Jerónimo Saavedra, -miembro activo y declarado de la masonería-, pidió su dimisión. Aseguró que el ministro “debería dimitir” por la “impresentable” estampa de haber coincidido en una cacería con Baltasar Garzón, y calificó la escena de “numerito”.