(Pablo Ginés/La Razón) La campaña, que ha costado 75.000 dólares (58.400 euros), incluye carteles en el metro, en los autobuses, espacios en la radio y anuncios en los periódicos. No es una reacción a ninguna estrategia atea reciente: ya hicieron campañas el año pasado y el anterior, aunque centrándose en otro sacramento: el de la confesión o reconciliación. A raíz de aquellas iniciativas, la web del Arzobispado recoge los horarios de confesiones de diez puntos neurálgicos de la ciudad y sus alrededores y un buscador de parroquias, con horarios de misa. La oferta es amplia: hay 123 parroquias, y de ellas 34 ofrecen misa dominical en español. De hecho, en la capital del país más poderoso del mundo se celebra misa de forma estable en 15 idiomas distintos, con comunidades parroquiales de católicos haitianos, nigerianos, etíopes, vietnamitas y, por supuesto, hispanos de toda Sudamérica. Este año, el esfuerzo publicitario es aún mayor: se ha alquilado una gran gran valla en la transitadísima Ruta 301, se utiliza YouTube y el cardenal ha firmado una invitación de la que se han repartido 50.000 copias en inglés y español para que los feligreses entreguen personalmente la invitación del arzobispo a sus amigos y parientes. En la web episcopal se anuncian los cursos de iniciación cristiana para adultos que no están bautizados o no han recibido los sacramentos. En Washington buscan ser «pescadores de hombres» y no «cuidadores de peceras». La oveja perdida lo merece.