(ACI/ReL) Este dato, dijo, "se expresa en diversos proyectos de orden científico, biológico, médico, social y político, todos ellos más o menos ligados entre sí", que "llevan aparejado un juicio ético sobre todo cuando se pretende sostener que se realiza una acción eugenésica en nombre de una normalidad de vida ofrecida a los individuos". "Esa mentalidad, ciertamente reductiva, pero presente, tiende a considerar que hay personas que tienen menos valor que otras, sea por sus condiciones de vida –como la pobreza o la falta de educación– o a causa de su condición física: como los discapacitados, los enfermos psíquicos, las personas en el denominado estado vegetativo, los ancianos con graves patologías", precisó. "No siempre las instancias de la ciencia médica están de acuerdo con el parecer del filósofo o del teólogo", destacó Mons. Fisichella. "Si por una parte es frecuente entre algunos la tentación de considerar el cuerpo como materia, por otra, la preocupación de que no se olvide jamás la unidad fundamental de toda persona es una instancia que no puede marginarse ni callarse", añadió. Finalmente el prelado vaticano resaltó que "efectivamente la investigación, para aliviar a las personas debe aumentar y progresar, pero al mismo tiempo estamos llamados a hacer crecer y progresar la conciencia ética sin la cual toda conquista sería siempre parcial". Este congreso es promovido por la Pontificia Academia para la Vida con motivo de su XV Asamblea General que se desarrollará del 20 al 21 de febrero de 2009 en el Aula del Sínodo en el Vaticano. Además de Mons. Fisichella intervinieron también Mons. Ignacio Carrasco de Paula, Canciller de la Pontificia Academia para la Vida y Bruno Dallapiccola, docente de Genética Médica en la Universidad "La Sapienza" de Roma.