(CEE/ReL) El número total de asignaciones a favor de la Iglesia Católica se ha elevado a casi 7 millones (exactamente, 6.958.012). Teniendo en cuenta que un buen número de declaraciones son conjuntas, se estima que el número de contribuyentes que asignaron a favor de la Iglesia en la pasada primavera superó los 8.500.000. El importe total que los contribuyentes han asignado a la Iglesia por este concepto es de 241,3 millones de euros; lo que significa un incremento de 67,5 millones (un 38,8 %) respecto a los 173,8 millones del ejercicio anterior. Este aumento del monto resultante se debe a la conjunción de varios factores. Por un lado, en este ejercicio se aplicaba por primera vez el nuevo coeficiente de asignación, que es ahora el 0,7%, en lugar del antiguo 0,52%. Por otro lado, ha sido notable el aumento de asignaciones, que se acerca en números absolutos al medio millón y representa un 7,3% respecto del ejercicio anterior. Además, hay que tener también en cuenta la propia evolución al alza del impuesto sobre la renta. Para una correcta interpretación del significado de estos datos es necesario recordar que el incremento del coeficiente al 0,7 ha ido acompañado de la eliminación de la exención del IVA, desde el 1º de enero de 2007, lo que significaba hasta esa fecha para las instituciones de la Iglesia un ahorro aproximado de 30 millones de euros, cifra que ahora debe ser compensada. Por otro lado, hay que valorar también el hecho de que, con el nuevo sistema, el Estado no garantiza ya ningún mínimo para el sostenimiento básico de la Iglesia. Valoración de los datos por la CEE La Conferencia Episcopal Española (CEE) considera que los resultados de este ejercicio, en el que se aplicaba por primera vez el nuevo sistema de asignación, apuntan a que éste permitirá mantener el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia en niveles de eficiencia y austeridad semejantes a los que han venido siendo habituales hasta ahora. Sopesados todos los factores en juego, no se dispondrá, por este capítulo, de muchos más recursos, pero parece que se puede esperar que tampoco sean muchos menos. Las otras formas de colaboración al sostenimiento de la Iglesia, como son las colectas, las suscripciones, etc., continuarán siendo absolutamente indispensables. En el nuevo sistema es y seguirá siendo fundamental la decisión personal de los contribuyentes de marcar la casilla correspondiente en su declaración de la renta. Pueden hacerlo o bien sólo para la Iglesia Católica o bien conjuntamente para la Iglesia Católica y para los llamados “otros fines sociales”. La Conferencia Episcopal agradece a todos el gesto de asignar y especialmente a quienes lo han hecho por primera vez o han vuelto a hacerlo a favor de la Iglesia Católica. La Conferencia Episcopal valora positivamente la campaña de comunicación realizada el curso pasado en orden a dar a conocer mejor la relevancia de la presencia y de las actividades de la Iglesia en nuestra sociedad. Los resultados han sido esperanzadores. Es posible hacer conocer mejor a muchos lo que la Iglesia hace por tantos. Se espera que, gracias a próximas campañas, y a la mejor información al respecto, sean todavía muchos los católicos y los contribuyentes que aprecian la labor de la Iglesia los que sepan que marcar la casilla no cuesta nada y que, sin embargo, rinde mucho. La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva siempre consigo otras funciones sociales. La enseñanza; la atención multiforme a los niños, los ancianos, los discapacitados; la acogida de los inmigrantes; el socorro personal e inmediato a quienes la crisis económica ha puesto en dificultades; los misioneros en los lugares más pobres de la tierra: todo ello surge de las vidas entregadas y de la generosidad suscitada en quienes han encontrado su esperanza en la misión de la Iglesia. Con poco dinero, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.