(Jorge E. Mújica/Monterrey/ReL) --Jorge Enrique Mújica: En su investigación "Conocer la Familia" ¿qué datos relevantes ha encontrado el Centro de Investigación y Formación para la Familia (CIFFA) --Laura de Julián: El dato que nos ha motivado a seguir investigando y desarrollar programas de formación y apoyo a las familias es la constatación de rupturas matrimoniales en las nuevas generaciones. Ésta es quizá la evidencia más contundente de la crisis que atraviesa no sólo la familia como institución sino personas concretas, matrimonios y sus hijos, cuyas vidas se ven lastimadas. La Encuesta a padres reveló que la mitad de quienes se separan lo hacen en los primeros siete años de matrimonio. Esta no es novedad porque ha ocurrido así desde hace al menos 25 años. Lo que llama la atención es que hay casi un 50% más de separaciones en el grupo de 23 a 28 años de edad que en el grupo de 28 a 33. Si contamos con que al pasar el tiempo se suman más parejas separadas, la investigación permite “pronosticar” que en diez años más del 30% de los matrimonios estarán separados y se acumularán hasta un 37% en los años siguientes. Todo lo anterior sucedería si nada cambiara, es decir, si los factores que predisponen a las separaciones no aumentaran y si no hiciéramos nada para revertirlo. De ahí la urgencia de tomar acciones concretas, tanto en cuanto a la preparación para el matrimonio, como en el apoyo y la formación para los matrimonios y padres de familia, especialmente los más jóvenes. --Jorge Enrique Mújica: ¿Por qué tantos divorcios sobre todo en los primeros años? ¿Qué resultados arroja sobre este tema el estudio de CIFFA? --Laura de Julián: Además de la “Encuesta para Padres”, que fue la fase diagnóstica de la investigación “Conocer la Familia”, realizamos un estudio más puntual para explorar las causas, factores de ruptura y éxito en el matrimonio, en los que encontramos algunos datos que responden a su pregunta. En este sentido, el 90% de quienes experimentan cercanía con la pareja, entendida como aceptación y comprensión mutua, comunicación íntima y abierta, vida sexual satisfactoria, pasar tiempo juntos y compartir mismos valores y creencias, tienen buena comunicación porque pueden expresar abiertamente lo que sienten y hablar de lo que para cada uno es importante; son capaces de negociar sus diferencias y ceder a las necesidades y gustos del otro y aceptarse como son además de que hay un aprecio recíproco. No sólo están casados sino que además 80% de ellos están satisfechos, mientras que el 80% de quienes no viven de esta forma están separados y el otro 20% está insatisfecho. Así que, considerando esta información, es claro que el amor supone mucho más que el romanticismo. Hay que aprender a amar, y la familia está llamada a ser el lugar idóneo, el ambiente natural en el cuál experimentemos y aprendamos a amar. Amar supone virtudes, habilidades, actitudes. Los padres y hermanos son los primeros y principales agentes de socialización, de ahí la urgencia de realizar acciones eficaces a favor de las familias y apoyar a los padres para que formen desde las primeras etapas a quienes serán en el futuro esposos y padres. --Jorge Enrique Mújica: En no pocas ocasiones se proyecta a la familia como un mero escenario donde los padres son los que deben dar y los hijos quienes deben recibir. Se olvida, por así decir, la dimensión personal y de donación de ambas partes. ¿Debe ser así? ¿Tienen algo que aportar los hijos a los padres? Es más, ¿deben aportar algo los hijos a los padres? --Laura de Julián: La familia es el ambiente idóneo en el que nos descubrimos a nosotros mismos y la escuela del más rico humanismo (Gaudium et spes, 52), los hijos son un don para los esposos y son fuente de alegría y de crecimiento. La “Encuesta para Padres” del proyecto de investigación “Conocer la Familia” nos muestra que quienes tienen cuatro hijos tienen 18% más probabilidad de experimentar bienestar existencial arriba de la media que aquellos que tienen sólo uno, y casi 10% que quienes tienen dos hijos. Y es que como nos decía nuestro querido Juan Pablo II en el Jubileo de las Familias: "Los hijos son un don, primavera de la familia y de la sociedad¨ El estudio “Factores de ruptura y éxito en el matrimonio” nos muestra otro hallazgo interesante respecto a los hijos: los hijos son factor de unión para aquellos que se reportan insatisfechos con su matrimonio. Si encontramos un aumento tan significativo en las separaciones matrimoniales durante los primeros cuatro años, queda abierta la hipótesis si no será porque los jóvenes esperan mucho tiempo antes de tener hijos y no tienen esa "ancla" que les motive a luchar y solucionar las crisis que muchos enfrentan en los primeros años. --Jorge Enrique Mújica: Hay un dicho que dice “familia que reza unida, permanece unida”. ¿Qué relación hay entre fe católica y familia? --Laura de Julián: Al realizar el análisis de los datos obtenidos, fue muy grato constatar lo que por intuíamos. Efectivamente, hay una correlación positiva entre el balance familiar y la frecuencia de la oración en familia. Un dato muy concreto: quienes rezan más de una vez por semana con los hijos, reportan el balance en su dinámica familiar 20% arriba de la media, en comparación con quienes lo hacen una vez al año o menos. Ahora bien, desde la perspectiva de bienestar existencial y vida cristiana, encontramos mayor bienestar existencial entre quienes están casados por la Iglesia y el civil, que entre quienes están casados solo por el civil o viven en unión libre. Y también una correlación positiva entre bienestar existencial y vida eucarística: a mayor frecuencia de comunión eucarística, mayor bienestar existencial. Quienes comulgan más de una vez a la semana tienen un 30% más probabilidades de experimentar bienestar arriba de la media que quienes nunca comulgan. Por otra parte, quienes asisten a misa y comulgan más de una vez a la semana, tienen un juicio moral más correcto y objetivo respecto a problemáticas como el aborto, las relaciones extramaritales, el divorcio, la anticoncepción, y las relaciones prematrimoniales. Así que no cabe duda que si el amor es lo que da sentido y vida a la familia, hay que acudir a la fuente del Amor, que es Dios mismo, que en su intimidad trinitaria es familia, modelo y origen de toda familia. --Jorge Enrique Mújica: No hace falta ser un perito para darse cuenta de los ataques que por muchos flancos asechan a la institución familiar (ideológicos, materialistas, consumistas, legislativos, etc.). Desde la perspectiva de CIFFA, ¿cuál es la mejor manera para ayudar hoy a la familia? ¿Cuál es la mejor herencia que pueden dar una madre y un padre a sus hijos? --Laura de Julián: La mejor manera es redescubrir la grandeza de la familia, descubrir el proyecto de Dios sobre ella. El ser humano está hecho para a amar y sólo amando es feliz. Como decía Juan Pablo II en el Ángelus del 13 de febrero de 2004, "La familia es un gran laboratorio de amor, es la primera escuela; más aún, una escuela permanente en la que la educación en el amor no se da con áridas nociones, sino con la fuerza incisiva de la experiencia". Por lo tanto, lo mejor que los padres de familia podemos hacer por nuestros hijos es cultivar su capacidad de amar, guiarlos y apoyarlos para desarrollen las virtudes, habilidades y actitudes que favorezcan la vivencia del amor, testimoniando desde nuestra experiencia matrimonial la lucha por vivir y hacer crecer el amor y sobre todo amarles, transmitiéndoles la experiencia del amor de Dios, fuente de todo amor. Para más datos sobre el Centro de Investigación y Formación para la Familia, se puede visitar el siguiente enlace www.ciffa.org Sobre temas de familia también se puede visitar www.masalto.com