(Luis F. Pérez/ReL) Irwin Kula es la octava generación seguida de rabinos en su familia, muchos de cuyos miembros perdió durante el Holocausto. En un artículo publicado en diversos medios estadounidenses se pregunta cómo es posible que tantos judíos estén dedicando toda su atención a la remisión de la excomunión de un obispo desconocido, y pregunta a las principales organizaciones judías si esa es la respuesta que se quiere dar tras las décadas de exitoso diálogo interreligioso que ha llevado a mejorar las relaciones entre judíos y católicos. "¿Cómo es posible que el punto de vista de un obispo excéntrico sin poder alguno sea capaz de poner en crisis las relaciones entre judíos y cristianos a pesar del cambio revolucionario que trajo el Concilio Vaticano II?", se pregunta Kula, quien añade "¿dónde está la proporcionalidad en la respuesta, dónde el beneficio de la duda -que es un principio espiritual imperativo-, dónde el sentido común en dar más importancia a este asunto trivial que a la histórica visita del Papa a Auschwitz, donde no sólo denunció sin ambages el mal causado a los judíos durante el Holocausto sino que mostró su pesar por la posible contribución de algunas enseñanzas distorsionadas de la Iglesia a la aparición de semejante mal? El presidente del National Jewish Center for Learning and Leadership afirma que es posible que las organizaciones de defensa de judíos, aun estando formadas por personas con la mejor de las motivaciones, están tan obsesionadas con su papel como monitoras del antisemitismo que se han demostrado incapaces de distinguir entre las ridículas y desacreditadas opiniones de Williamson y la clara postura de condena del Holocausto por parte de la Iglesia Católica y del Papa, el cual ha hecho repetidos llamamientos a no olvidar aquella infamia.