(Luis F. Pérez/ReL) Monseñor Bernard Fellay recuerda en la carta enviada a los fieles de la FSSPX su visita a Lourdes en julio del año pasado, donde asegura haber pedido la intercesión de la Nuestra Señora para que se remitiera la excomunión que pesaba sobre él y los otros obispos de la Fraternidad. Tras señalar que la Tradición católica ha sido maltratada en los últimos tiempos, Fellay hace referencia a la carta que envió al cardenal Castrillón Hoyos el pasado 15 de diciembre en la que le expresaba su compromiso con "la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia Católica", reafirmando su disposición a aceptar la enseñanza y doctrina bimilenaria de la Iglesia y su fe en la primacía de Pedro. El superior de la FSSPX alude al sufrimiento que les produce la situación actual de la Iglesia, en la que sus enseñanzas y sus leyes son violadas, y añade que "estamos listos para escribir con nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento anti-modernista, la profesión de fe de Pío V y a aceptar y adherirnos a todos los concilios hasta el Vaticano II, sobre el cual mantenemos nuestras reservas". En todo ello, asegura monseñor Fellay, pretenden mantenerse fieles a las indicaciones marcadas por su fundador, monseñor Marcel Lefebvre, de quien esperan que se produzca prontamente su rehabilitación. Monseñor Fellay muestra la disposición de la Fraternidad a avanzar en el "diálogo necesario" sobre los temas doctrinales que ellos consideran que están en la raíz de la crisis sin precedentes que afecta a la Iglesia. Una crisis de vocaciones, de práctica religiosa, de catequesis y de atención a los sacramentos. Antes que ellos, asegura el superior de la FSSPX, Pablo VI habló de la infiltración del "humo de Satanás" y de la "autodemolición" de la Iglesia. Recuerda que Juan Pablo II no dudó en decir que Europa estaba en un estado de "apostasía silenciosa". E incluso cita la homilía de Benedicto XVI anterior a ser elegido como Pontífice, en la que comparó a la Iglesia con una barca que hacía agua por todas partes. Por ello, monseñor Fellay pide que les dejen examinar con las autoridades vaticanas las raíces de la situación para poder proporcionar el remedio adecuado y asegurar una sólida restauración de la Iglesia. Por último, monseñor Bernard Fellay, tras asegurar que la Iglesia está en manos de su Madre, la Virgen María, y confesar que han sido respondidas afirmativamente tanto sus peticiones de liberación de la misa -se refiere al motu proprio- y de la retirada del decreto de excomunión, pide a Aquél que está en el Trono de Sabiduría que tengan lugar las clarificaciones doctrinales necesarias que tantas almas necesitan.