(Europa Press/ReL) Así, incidió en que "la vida eterna es la esperanza cristina". "El desinterés por el futuro es casi una enfermedad, la apatía", afirmó diciendo que la clausura de hoy del Año Santo de la Cruz estimula a reconocer a Jesús, a escuchar la palabra de vida eterna, y llevar su mensaje de "esperanza, paz y amor a todos los hombres". "Muchas personas rechazan la fe porque la vida eterna no les parece deseable sino más una condena que un don", dijo. Por contra, remarcó la trascendencia de conservar la esperanza manteniendo una "necesaria relación con Dios a través de la oración". Recordó además, que el Papa Benedicto XVI dice que "el que reza nunca está totalmente solo". En este sentido, remarcó que Jesús ofrece la gloria de su nacimiento y una paz interior que "nadie puede quitar". Monseñor Monteiro reseñó que las cruces del Año Santo, son símbolo de Oviedo y del Principado de Asturias. "La cruz de los Ángeles está en el escudo de la ciudad y la de la Victoria en la bandera de Asturias", apuntó. Asimismo, incidió en la voluntad del Papa de conceder las gracias especiales para la celebración del Año Jubilar que hoy finaliza. Minutos antes, ante las cerca de 2.000 personas congregadas en la catedral de Oviedo, según fuentes eclesiásticas, el arzobispo electo de Valencia y Administrador Apostólico de la archidiócesis de Oviedo, Carlos Osoro, ofreció al Papa Benedicto XVI a través del Nuncio sus agradecimientos por la concesión de la celebración del Año Santo de la Cruz, que vivió como Arzobispo de Oviedo, hasta su nombramiento el pasado jueves como Arzobispo de Valencia. Osoro afirmó que el Año Santo ha hecho mucho bien a Asturias y ha acercado hasta la comunidad a miles de personas procedentes de otros lugares de España, Europa y América. Asimismo, sostuvo que esta celebración ha conseguido que Asturias tenga "más fuerza en la fe, esté más unida y sea más solidaria". Ante la concesión de la celebración del Año Santo de la Cruz por la Santa Sede, recordó, también la visita de Juan Pablo II al Principado y a la Cámara Santa de la Catedral donde pudo ver la Cruz de la Victoria y la Cruz de los Ángeles. La ceremonia clausura contó con el estreno de una nueva misa en castellano compuesta y dirigida por el canónigo de Oviedo Leoncio Diéguez e interpretada por el coro de la Escuela Cantora de la Catedral de Oviedo en honor de Carlos Osoro. Al acto, además de los cientos de fieles asistentes, acudieron el Arzobispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, sobrino del Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela y los vicarios generales de Oviedo, Santander, León y Astorga, entre otros. Unos cien sacerdotes estuvieron presentes en la misa de clausura. El Año Santo de la Cruz ha sido el primer año jubilar en la historia de la Archidiócesis de Oviedo siendo una "gracia" concedida con ocasión de los aniversarios de la donación de la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria. Fue el papa Bonifacio VIII, en el año 1.300, quien instituyó el primer año santo de la historia de la Iglesia. Los signos del año santo han sido la peregrinación, la indulgencia plenaria, la purificación de la memoria, el martirio y la caridad. Asimismo, el año de celebración católica ha tenido como valores la fe, la esperanza, la caridad, la libertad y la paz. El final del Año Santo ha estado marcado, además, esta última semana por el anuncio del traslado del arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, a la archidiócesis de Valencia, sin anunciarse oficialmente quien puede ser el nuevo arzobispo de Oviedo.