(Pablo Ginés/La Razón) Según la revista, Lefebvre rubricó «de su puño y letra todos los documentos del Vaticano II, empezando por la constitución “Gaudium et Spes”, que después criticó ásperamente». La revista entrevista a un oficial del Archivo Secreto Vaticano, Piero Doria, quien asegura que la firma de Lefebvre aparece «a pie de página en todos los textos del Concilio». En esa época el arzobispo pastoreaba la diócesis de Tulle, en Francia, y era Superior General de la orden de religiosos espiritanos. El Concilio generó 16 textos (4 constituciones, 3 declaraciones y 9 decretos conciliares) que Lefebvre habría firmado. El arzobispo francés participó en el Concilio ya desde su Comisión Central Preparatoria, en la que expuso sus críticas. Junto con otros tres obispos (Antonio de Castro-Mayer, de Campos, Brasil; Proença Sigaud, de Diamantina, Brasil y Carli, de Segni, Italia) fundó un grupo de prelados reacios a los cambios, el «Caetus Internationalis Patrum», al que se adhirieron 450 obispos. En 1968 fundó en Suiza la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, una agrupación de sacerdotes tradicionalistas. Un año después creó el Seminario Internacional de Econe, también en el país helvético, al que llegaban jóvenes aspirantes al sacerdocio descontentos con los cambios. En 1976 la autoridad eclesiástica le pidió que no ordenase sacerdotes a los seminaristas de Econe. Al desobedecer el mandato, fue suspendido «a divinis» (prohibición canónica de celebrar misa, administrar los sacramentos y predicar). Siguió ordenando sacerdotes pese a las amonestaciones de los papas Pablo VI y Juan Pablo II. Cuando ordenó sin permiso cuatro obispos en 1988, la Congregación para los Obispos emitió el decreto oficial de excomunión para Lefebvre y para los cuatro prelados consagrados por él. Murió en 1991, aún excomulgado.