(VIS/ReL) Al saludar a los peregrinos de lengua italiana al final de la audiencia general celebrada ayer en la Plaza de San Pedro, el Papa se dirigió a las religiosas Hijas de la Cruz y a los laicos que comparten su carisma, que recordaban de modo especial a Sor Maria Laura Mainetti. El Santo Padre afirmó que esta religiosa italiana, "fiel al don total de sí, sacrificó su vida rezando por quien la golpeaba". Sor Maria Laura fue asesinada "en nombre de Satanás" en la noche del 6 al 7 de junio de 2000 en Chiavenna por tres chicas -Ambra, Veronica y Milena, condenadas por el homicidio y actualmente fuera de la cárcel-, que atrajeron a una trampa a la anciana religiosa, convencida de tener que prestar ayuda moral a una chica que había quedado embarazada. Una vez llegada a la cita fue apedreada y acuchillada 19 veces por las tres jóvenes, que no hicieron caso de las imploraciones de la religiosa. Sor Maria Laura, a punto de morir, invocó sobre ellas el perdón del Señor. El 20 de marzo pasado, la Congregación para las Causas de los Santos reconoció como martirio el asesinato de la religiosa. Esto significa que para lograr su beatificación no es necesario que se aporten pruebas de milagros realizados por su intercesión, en cuanto que la hermana Laura fue asesinada por odio a la fe.