(ReL) «Millones de seres inocentes no nacidos son eliminados violentamente en el seno de sus madres», declaró el cardenal. Y añadió: «se buscan legislaciones y actuaciones que, en lugar de proteger la vida y la dignidad inviolable de todo ser humano siempre y en todo momento, permiten, por el contrario, eliminarla aunque sean con fórmulas encubiertas, conocidas, e hipócritamente admitidas». Otros peligros para la paz vendrían, según Cañizares, a partir de la crisis, que no es solo económica, sino también moral y espiritual. Como respuesta a estos retos, el cardenal recuerda que en Jesucristo "vemos y palpamos el rostro humano de Dios altísimo que ha asumido nuestras debilidades, se ha dignado ser luz para los ciegos, fuerza para los débiles y consuelo para los tristes". Efectivamente "ha nacido pobre y humilde, se ha rebajado a lo más pequeño y débil, y mira con amor a los pobres, se ha ofrecido como consuelo para ellos, alivio y descanso para los cansados y desalentados, ha levantado con su amor hasta el extremo lo que estaba caído y derribado, ha descendido al mundo para que los hombres pudieran ascender al cielo". El propio Jesús, recordó el cardenal, dijo a sus discípulos «dadles vosotros de comer». Por ello, añadió, conviene recordar «el amor preferencial por los pobres a la luz del primado de la caridad». En Él vemos y palpamos el rostro humano de Dios altísimo que ha asumido nuestras debilidades, se ha dignado ser luz para los ciegos, fuerza para los débiles y consuelo para los tristes;