(Elías L. Benarroch/Efe) En una rueda de prensa con motivo de la Navidad, Ben Hur destacó que "creemos que la cooperación y la paz es lo mejor para todos" y así lo demuestran las estadísticas desde que Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) comenzaron hace tres años a comercializar paquetes conjuntos con la ayuda de la Iglesia Católica. Desde entonces este peregrinaje crece de forma sostenida hasta representar el 66 por ciento del total de tres millones de turistas que entran en la zona, en comparación con un 46 por ciento en 2006. Tierra Santa ofrece una vasta oferta espiritual, desde la Basílica de la Anunciación, en la israelí Nazaret, hasta la Basílica de la Natividad, en la palestina Belén, pasando por el Santo Sepulcro en Jerusalén y otros lugares no menos atractivos y que narran básicamente la vida de la Sagrada Familia. Citando a la ministra israelí de Turismo, Ruhama Abraham, Ben Hur sostuvo que "este es el momento para venir a Tierra Santa", y recordó la apertura, por primera vez en más de tres décadas, del lugar donde San Juan instauró el bautismo, a orillas del río Jordán. El así llamado "Palacio del Judío", o en árabe "Qaser Al-Yahud", se hallaba cerrado desde los años sesenta —sólo se abría dos veces al año para recoger aguas bautismales—, y en un proyecto conjunto Israel y la ANP han decidido convertirlo este año en parte de la Ruta del Peregrinaje. "Entendemos que en la Navidad no debe haber fronteras", dijo Ben Hur al garantizar que permanecerán abiertas las vías que conducen de un lugar a otro. Belén y Cisjordania están separadas del territorio israelí por un muro de verjas y hormigón que Israel construyó a partir de 2003 para impedir la entrada de terroristas suicidas pero que ha tenido un severo impacto en las condiciones de vida de los palestinos y en el turismo que accedía a la ANP. El paso fronterizo por donde se cruza el muro de Jerusalén a Belén está bajo estricta vigilancia israelí, pero Ben Hur prometió libre acceso durante el mes de fiestas que se inicia con la Navidad católica, en la noche del día 24, y que concluye con la Navidad ortodoxa. Del otro lado, los preparativos para recibir a los miles de peregrinos están en su máximo apogeo, con índices de ocupación hotelera de casi el cien por cien para ese período. El alcalde de Belén, Victor Batarse, encendió el tradicional árbol de Navidad en la plaza del Pesebre, con un llamamiento al fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos. "Ojalá la estrella que guió a los Reyes Magos ilumine a las grandes potencias en el camino hacia una paz genuina y la erradicación de la tiranía", indicó el alcalde de la ciudad donde la tradición sitúa el nacimiento de Jesús. Tras el bajón de afluencia que supuso la Intifada de Al Aksa para una Belén que siempre ha vivido del turismo religioso, la ciudad se ha recuperado en gran parte en 2008: antes de que concluya el año ya la han visitado 1,2 millón de peregrinos cristianos. Y el año que viene se espera que esta estadística se dispare gracias al peregrinaje a Tierra Santa del Papa Benedicto XVI en mayo, siguiendo los pasos de su predecesor, Juan Pablo II, hace ocho años.