(Laura Danielle/Abc) -¿Cómo surge la iniciativa de repetir este año el encuentro de las familias cristianas en Madrid? -El futuro de la Humanidad pasa por la familia. Esta frase la dijo Juan Pablo II en la plaza de Lima en su primera visita a España. Así podemos decir que el futuro de la sociedad española pasa por la familia cristiana. Por eso, después del «Family Day» de Italia y del encuentro en Madrid de hace un año se pensó apoyarla de nuevo, ya que muchas familias están rodeadas de gente que se divorcia; el hombre es un ser social que imita lo que sucede en su entorno. Se trata de animar a los cristianos diciéndoles que no todo el mundo se divorcia, que la familia cristiana es un bastión fundamental de la sociedad nueva que ha sido fundada en el cristianismo por Jesús Cristo: que con su muerte y resurrección nos ha salvado del infierno y de la muerte. Hay que gritar desde la Iglesia, desde las comunidades cristianas y, sobre todo, desde la familia que la muerte ha sido vencida por la victoria. -¿Por qué se ha decidido cambiar el formato del encuentro? -Se ha pensado en celebrar una Eucaristía para pedir a la Sagrada Familia de Nazaret que ayude a España, también para rezar por todas las familias. Porque no se trata solamente de una acción política o social, sino que hay que pedirle a Dios, todos juntos, que ayude a la familia, ya que nos jugamos el futuro de España, el futuro de Europa y el futuro de la humanidad. Eso lo sabe muy bien Benedicto XVI. Por eso nos dirigirá unas palabras de apoyo. -La festividad que se va a celebrar el domingo siempre ha pasado un poco desapercibida... -La fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret pasa desapercibida porque se encuentra entre dos fiestas muy importantes, la Navidad y el Fin de año. Por eso, es necesario darle la relevancia que se merece porque la amenaza mayor que existe hoy en la sociedad europea es contra la familia. Porque si se destruye y se cambia la familia se destruye y se cambia la sociedad. Así pues, destruyendo la familia la sociedad queda a la deriva, sobre todo los jóvenes quedan a la deriva de sí mismos. Estos días el Papa ha hablado de que en Navidad se dan dos caminos: por un lado, el dramatismo de la Historia en que todo hombre, herido por el pecado, está siempre buscando la felicidad y un sentido satisfactorio de la vida y la muerte. Por otro, el amor de Dios, que sale al encuentro del hombre para comunicarle a Jesucristo, la Verdad que salva. -¿Qué expectativas tienen con esta segunda cita? -Estamos convencidos de que será muy importante. Es fundamental que la Conferencia Episcopal Española haya apoyado este encuentro, que los obispos estén de acuerdo en que hay que apoyar a la familia cristiana, que en su esencia lleva consigo el anuncio de la victoria sobre la muerte. -¿Qué misión tiene una familia cristiana respecto a sus hijos? ¿Existe una propuesta cultural «anti familia»? -La familia cristiana transmite la fe a los hijos y les acepta como un don de Dios. Los bienes de la familia son sin duda inmensos y eso lo sabe muy bien el demonio, que intenta por todos los medios destruirla con la cultura que nos rodea, que va contra la familia cuyo amor al centro es indisoluble y eterno. Por ejemplo, todos los medios de comunicación, la televisión, las películas hacen que la familia esté acosada por una realidad social que la rodea. Hay un concepto del amor que es falso, el amor como un hedonismo sin sufrimiento. Por eso quieren quitar el crucifijo. Pero Dios ha mostrado en Jesucristo la gran noticia de que el Espíritu Santo dijo a los Apóstoles en Pentecostés que este Hombre al que habían crucificado era Dios. Cristo crucificado es la única Verdad. -¿Cómo animaría a aquéllos que duden aún asistir a la Plaza de Colón el día 28? -Que hay que acudir para apoyar a la familia porque nos jugamos el futuro de una sociedad mejor, para los jóvenes, para nuestros hijos, para los ancianos. Una sociedad donde ya no hay familia es una sociedad de gente sola. Alcoholismo, suicidios, eutanasia, droga, abortos, delincuencia, etcétera. ¿Es esa la única sociedad? Hay que decir no, porque Cristo ha resucitado y está vivo en su Iglesia. Hoy es urgente evangelizar, abrir la iniciación cristiana en las parroquias, ayudar a las familias. Nos divorciamos porque no somos cristianos. No somos cristianos porque no estamos evangelizados.