(F. de la Peña/La Razón) Los que la tachan de inútil para los más pequeños de la casa son apenas un 7,8 por ciento del total. Son los mayores de 45 años los que más apoyan esta materia como parte del currículum de los escolares. Podría hablarse de una respuesta clara de los padres contra la tan polémica e ideologizante Educación para la Ciudadanía y en contra de la laicidad de las escuelas. Y es que los españoles no tienen dudas a la hora de afirmar que la Iglesia realiza una importante labor social en nuestro país. Lo piensan cuatro de cada cinco encuestados (79,8 por ciento), que aseguran que es muy o bastante significativo su trabajo. En el otro lado se encuentra uno de cada siete, que todavía no ha encontrado la importancia de esta institución. En este punto, prácticamente en todos los grupos de edad se registran unos porcentajes elevados de apoyo a la acción social de la Iglesia católica, siendo los que más la defienden todos los ciudadanos cuyas edades están comprendidas entre los 45 y los 65 años. Sin embargo, pese a que los encuestados no dudan prácticamente nada en ensalzar a la Iglesia, los porcentajes se reducen en cierta medida cuando toca hablar de la influencia de esta institución en la propia sociedad pública. Aquí es donde el resultado está muy igualado entre los que piensan que tiene mucho o bastante peso (45 por ciento) y los que creen que tienen poco o ninguno (49,6). Los que piensan que su influjo en la ciudadanía es mayor son aquellos españoles de entre 30 y 44 años. Puntuaciones Por este motivo, cuando toca poner nota al trabajo de la Iglesia los ciudadanos de todos los grupos de edad aprueban su labor en tres ámbitos distintos. En lo que se refiere al aspecto social, la nota que obtiene es de un 5,6, prácticamente la misma en todas las franjas de edad, siendo los mayores de 65 años los que más la puntúan, con un 5,7. En el apartado de conservación del patrimonio, los encuestados dan un 5,3, destacando, de nuevo, los 5,5 puntos de los mayores de 65. Y en lo que se refiere a la labor educativa, la nota es de 5,2. Los ciudadanos de más edad vuelven a ser los que mejor califican esta labor, con un 5,3. Pero una cosa está clara. Los españoles saben separar su credo de la política. Y más en procesos electorales, donde la Iglesia suele jugar un importante papel en muchos sectores. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos (un 71,6 por ciento) no antepone su religión a su ideología a la hora de depositar su voto en unas elecciones. Aquí, los más reacios a este condicionamiento son los jóvenes de 18 a 29 años de edad. Tres de cada cuatro no tiene en cuenta su credo a la hora de ejercer su derecho al voto. Por contra, apenas dos de cada cinco encuestados (19,8 por ciento) tienen en cuenta sus pensamientos religiosos antes de meter en el sobre electoral una u otra papeleta. Pero esta posición va arañando puestos según aumenta la edad de los ciudadanos. Así, se pasa de un 15,61 por ciento entre los españoles de 18 a 29 años hasta un 26,67 por ciento en el grupo de los mayores de 65 años. Con estos datos se puede deducir que los españoles no quieren que la Iglesia intervenga en la política de ninguna manera.