(L.R.R/La Razón) Ante los cientos de peregrinos que llenaban la Plaza de San Pedro, el Papa se refirió a la coincidencia del rezo del Ángelus con el solsticio de invierno en el hemisferio norte de la tierra (día más corto del año, que marca la transición entre los días decrecientes del otoño y los días crecientes del invierno y la primavera). Así, Benedicto XVI explicó que la Navidad, muy próxima a este día, participa de esa "dimensión cósmica" además de histórica. A propósito de esta coincidencia, Benedicto XVI aludió a la importancia de la astronomía, ya desde la antigüedad, e incluso entre los mismos Papas, para determinar los tiempos y las horas litúrgicas, como el propio rezo del Ángelus, que se realiza "por la mañana, al mediodía y por la noche". "Entre mis predecesores de venerada memoria ha habido cultivadores de esta ciencia, como Silvestre II, que la enseñó, Gregorio XIII, a quien debemos nuestro calendario, y san Pío X, que sabía construir relojes solares", explicó el Santo Padre. El Papa explicó también que la propia Plaza de San Pedro "es un meridiano: el gran obelisco, de hecho, arroja su sombra a lo largo de una línea que recorre el empedrado hacia la fuente que está bajo esta ventana, y en estos días la sombra es la más larga del año". Tras esta introducción, el Papa se refirió a la próxima celebración del año 2009, dedicado a la astronomía, al cumplirse el 4º centenario de las primeras observaciones con el telescopio de Galileo Galilei, y mandó un saludo "a todos aquellos que participarán de diversas maneras en las iniciativas de este año mundial de la astronomía". "Si los cielos, según las bellas palabras del salmista, narran la gloria de Dios, también las leyes de la naturaleza, que en el transcurso de los siglos tantos hombres y mujeres de ciencia nos han hecho entender cada vez mejor, son un gran estímulo para contemplar con gratitud las obras del Creador", concluyó. Palabras en español Ante la Navidad que se acerca, el Pontífice saludó a los peregrinos españoles y recordó el evangelio del día: "Pongamos a la Santísima Virgen como intercesora en estos últimos días de preparación para la Navidad. Que ella nos alcance la gracia de estar bien dispuestos para recibir al Niño Dios en nuestras vidas". Por último, Benedicto XVI saludó en español a los cerca de 700 miembros de la congregación de los Legionarios de Cristo que estaban en la plaza de San Pedro y bendijo a los 49 nuevos sacerdotes de esta congregación que fueron ordenados ayer, a quienes deseó que su ministerio "esté siempre guiado por el amor de Cristo".