(P.J.G/La Razón) Según las autoridades palestinas, la nueva ola de visitantes ha sumado 1,6 millones este año, casi el doble que en 2007. Esto ha implicado la creación de 12.000 nuevos puestos de trabajo. En la ciudad natal de Jesucristo, aún son cristianos un 40 por ciento de sus 32.000 habitantes, pero muchos han emigrado en los últimos años. Sólo el turismo y la acción de iniciativas cristianas extranjeras ayudan a la comunidad cristiana a quedarse en circunstancias muy duras. Estos días se esperan como a un balón de oxígeno a 30.000 visitantes para las fiestas del rito latino y otros 22.000 para las celebraciones de rito ortodoxo. Por desgracia, Belén y Cisjordania están separadas del territorio israelí por un muro dehormigón construido a partir de 2003 para impedir la entrada de terroristas suicidas que ha tenido un severo impacto en la vida de los palestinos. Según el Custodio franciscano de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, «el muro y las dificultades de transporte» son otro elemento que dificulta la vida en Belén. Israel ha anunciado libre acceso durante el mes de fiestas. «Necesitamos un renacimiento en las relaciones humanas, y por ahora eso falla», dice también el padre Pizzaballa. Para cristianos, palestinos e incluso israelíes, ahora una fuente de esperanza es el anunciado viaje del Papa Benedicto XVI a Tierra Santa, planeado para mayo de este año.