(BM/La Razón) «La idea del foro católico-ortodoxo no es la fundación de un nuevo organismo internacional, sino más bien el deseo común de lograr la celebración de consultas periódicas sobre temas candentes que pertenecen a nuestra misión», afirmado el cardenal Péter Erd, arzobispo de Budapest. «La intención es principalmente llevar a cabo una clara y efectiva comunicación entre nuestras Iglesias, porque tenemos la conciencia de que se enfrentan a los mismos problemas como el laicismo, el consumismo o el ateísmo», dijo el obispo ortodoxo de Viena y Austria, Hilarion Alfeyev. «Estas son cuestiones a las que se enfrentan todas nuestras iglesias por separado y es importante hacerlo juntos. Este foro nos ayuda a desarrollar un lenguaje común sobre la situación social y moral. No se centra en cuestiones teológicas, sino en conceptos antropológicos que son de crucial importancia para el presente y el futuro de la humanidad», prosiguió. Para este primer Foro, los delegados eligieron el tema de la familia, «porque es un bien fundamental para la sociedad en su conjunto, que lamentablemente, hoy en día, es a menudo amenazado por una cultura egoísta, relativista y orientada únicamente hacia el bienestar material momentáneo». En este contexto, continuó el obispo, «consideramos urgente proclamar el Evangelio de la familia y estamos convencidos de la necesidad de tener que testificar juntos nuestra preocupación y la fuente de nuestra esperanza». Los participantes han aprobado además un texto conjunto, conocido como «Documento de Trento» que da a la Iglesia católica y las iglesias ortodoxas de Europa una voz común para la cuestión de la familia. Es un mensaje que expresa claramente la unidad de pensamiento y la intención de defender la familia, «una gran esperanza para la capacidad de la raza humana si se deja iluminar por el Evangelio», según el texto.