(VIS) El Santo Padre recibió este mediodía en la Sala Clementina, en el Vaticano, a los participantes en la XVIII asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, celebrada del 3 al 5 de abril, sobre el tema: "Los abuelos: su testimonio y presencia en la familia". Tras poner de relieve que la Iglesia siempre ha reconocido la "gran riqueza de los abuelos desde el punto de vista humano y social, religioso y espiritual", el Papa recordó que "en el pasado, tenían un papel importante en la vida y en el crecimiento de la familia. Incluso cuando la edad avanzaba, seguían estando presentes con sus hijos, con los nietos y quizá con los bisnietos, dando un testimonio vivo de atención, de sacrificio y de entrega cotidiana sin reservas". Benedicto XVI afirmó que con los "profundos cambios en la vida de las familias debidos a la evolución económica y social", algunos ancianos se dan cuenta que "son un peso para la familia y prefieren vivir solos o en asilos, con todas las consecuencias que conllevan estas decisiones". "Por desgracia -continuó- se sigue difundiendo la "cultura de la muerte", que insidia también a la tercera edad. Con gran insistencia se llega incluso a proponer la eutanasia como solución para resolver ciertas situaciones difíciles". Por eso, "es necesario -subrayó- reaccionar siempre con fuerza ante lo que deshumaniza la sociedad. (...) Hay que derrotar juntos toda marginación, porque los abuelos, las abuelas, los ancianos, no son los únicos que se ven arrollados por la mentalidad individualista, sino todos. Si los abuelos, como se dice a menudo, constituyen un precioso talento, hay que poner en práctica decisiones coherentes que permitan valorarlo mejor". El Papa pidió que "los abuelos vuelvan a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad, (...) que sigan siendo testigos de unidad, de valores fundados en la fidelidad a un único amor que genera la fe y la alegría de vivir. Los llamados nuevos modelos de familia y el relativismo reinante -añadió- han debilitado estos valores fundamentales del núcleo familiar". "Para afrontar la crisis de la familia, ¿no se podría partir precisamente de la presencia y del testimonio de aquellos -los abuelos- que cuentan con una mayor firmeza de valores y de proyectos? No se puede proyectar el futuro sin retornar a un pasado rico de experiencias significativas y de puntos de referencia espiritual y moral". Benedicto XVI terminó recordando que el VI Encuentro Mundial de las Familias se celebrará en México en enero de 2009. En este contexto invitó a las comunidades eclesiales, especialmente a los grupos familiares, los movimientos y asociaciones de familias, "a prepararse espiritualmente a este evento de gracia".