(Mar Velasco/La Razón) Monseñor De Magistris, emérito de la Penitenciaría Apostólica (el dicasterio que se encarga de las indulgencias, bautismos y controversias internas), ofreció detalles sobre la conversión: "Gramsci tenía en su habitación la imagen de santa Teresita del Niño Jesús. Durante su enfermedad, las monjas de la clínica en la que estaba ingresado llevaban a los enfermos la imagen del Niño Jesús, para que la besaran. Como a Gramsci no se la llevaron, él se quejó: "¿Por qué no me la habéis traído?", les dijo. Entonces -afirma el prelado- le trajeron la imagen del Niño Jesús y la besó. Recibió también los sacramentos, volvió a la fe de la infancia. "La misericordia de Dios nos `persigue´ santamente, el Señor no se resigna a perdernos", asegura. Las reacciones no se han hecho esperar en Italia. Giuseppe Vacca, filósofo y presidente del Instituto Gramsci, asegura que la conversión "nunca ha sido confirmada", pero que "no sería ningún escándalo, ni cambiaría nada". "Ya había oído hablar de esto hace años -afirma el ex primer ministro Andreotti-, se trata de una conversión en el momento de la muerte, un hecho de conciencia sobre el cual prefiero no decir nada".