(ReL) En un comunicado hecho público en el mediodía de hoy, Bono reconoció que el asunto de la placa de Madre Maravillas ha generado gran polémica y no ha sido entendido con el propósito "alejado de cualquier elemento confesional" que lo motivó. Sin embargo, lo cierto es que el punto álgido de la polvareda levantada por la religiosa llegó ayer por la noche, cuando unos micrófonos indiscretos captaron al presidente del Congreso hablando con varios diputados del PP a los que les decía -en alusión a la oposición socialista a la placa- que había "mucha santa y algún malo" y que, además, "los de los partidos propios son unos hijos de puta". Sin embargo, el presidente del Congreso eludió esta polémica en la nota y se limitó a considerar que en un clima de falta de acuerdo respecto a la placa "el acuerdo pierde su significación originaria", porque este tipo de decisiones de la Mesa no deben de ser "motivo de enfrentamiento o malestar entre los parlamentarios". La decisión de colocar la placa se tomó el 4 de noviembre a instancias del vicepresidente tercero de la misma, el popular Jorge Fernández Díaz, en una reunión de la Mesa en la que el PSOE no dejó constancia de su negativa por la ausencia de Teresa Cunillera y Javier Barranco. Esta placa "no correspondía a otras motivaciones distintas a la notoriedad de la religiosa y a las circunstancias que unían a su familia con el Parlamento", señaló el presidente del Congreso. Así las cosas, en la reunión de hoy de la Mesa todos los partidos avalaron la retirada de la iniciativa, porque "es público y notorio" que "no se dan las condiciones". Bono volvió a explicar a la salida de la reunión que las decisiones de la Mesa del Congreso y de su presidente pueden ser "erróneas", pero que "no estan cargadas de mala intención contra nadie, sean cuales sean sus ideas". Decisión prudente Por su parte, Fernández Díaz también dijo entender que se rechazara el homenaje por unanimidad ante "la evidencia" de que no se da el "clima de consenso elemental para hacerlo". En cualquier caso, dejó claro a los miembros de la Mesa su rechazo a que se interprete de "manera equívoca" que la colocación de la placa vulnera la aconfesionalidad del Estado, porque se trataba de "reconocer un hecho histórico" y que, de ser entendido así "habría que proceder a eliminar la imagen de los Reyes Católicos que se exhibe en el Congreso". "La decisión prudente de la Mesa no tiene nada que ver con eso", proclamó Fernández Díaz. El presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Alfonso Guerra, saludó la revocación de la placa, porque era un iniciativa "disparatada" que "no tenía sentido" y que "sentaba un precedente horroroso" en la Cámara. Cunillera, por su parte, explicó que en la reunión del 4 de noviembre prefirió ausentarse para no discrepar con su presidente, también se mostró "contenta" con la rectificación, mientras otro diputado afín a Guerra, Francisco Fernández Marugán, se permitió incluso bromear con el rechazo que el homenaje a la Madre Maravillas ha generado en buena parte de la Cámara: "Santa, santa, más bien parece que ha sido el diablo".