(Aurora Flórez/Abc) Hace cuarenta años que no se celebraba en Sevilla una Misa Gregoriana Solemne, y la de ayer, oficiada por monseñor Gilles Wach, superior del Instituto de Cristo Rey, sociedad apostólica de Derecho Pontificio, que después ofreció una conferencia sobre "El nuevo movimiento litúrgico de Benedicto XVI", llenó la parroquia de espiritualidad, misterio y belleza en la lengua oficial de la Iglesia, el latín, con la envoltura de resonancias sacras de la Misa de Angelis, interpretada por el Coro Virgen de las Nieves, de Sanlúcar la Mayor. La recuperación de la Misa Gregoriana, al igual que la defensa del culto religioso en su estado más tradicional, ha venido de la mano de la Asociación "Una Voce" -nacida en 2004-, defensora y propulsora del Motu Proprio, y el rito de ayer estaban seguros de que redundaría en el bien de muchas almas, además de favorecer el conocimiento de la tradición litúrgica de la Iglesia, desconocida por muchos fieles. Desarrollo espiritual El canto gregoriano, tesoro musical del catolicismo, recuperó también en San Bernardo su misión de ayudar al desarrollo espiritual frente a Cristo. Los fieles pudieron sentir ese estremecimiento que las voces del coro provocaron con su solemnidad, del Kyrie eleison -Señor ten piedad- al Deo Gratias. Diácono y subdiácono en el rito clásico devolviendo para uso devocional ese patrimonio inmaterial que es el latín litúrgico. El sacerdote de cara a Dios, ad orientem, en la misma dirección de los fieles,para que todo el espacio quedara centrado y encerrado en el sentido de sacrificio que tiene la Misa, parecía una estampa en sepia en medio de la seria imponencia de los cantos sacros. El tesoro histórico, religioso y espiritual de la liturgia antigua se hizo realidad, cuatro décadas después, en un rincón de Sevilla. Ad maiorem Dei gloriam.