(Abc/ReL) Desde la clínica Talamoni, en Lecco, una localidad cercana a Milán, las hermanas han manifestado su "disponibilidad para servir hoy y siempre a Eluana" porque "la sentimos viva". "Nosotras no pedimos ningún cambio, sólo el silencio y la libertad de amar y dar a los débiles, a los pequeños, a los pobres", señala la hermana Misericordia en declaraciones al diario "Il Messagero". En los próximos días Sor Rosangela, que se ocupa de la higiene de la joven desde la mañana a la noche, relata que "cada dos horas es necesario cambiarla de postura y una vez al día la sentamos en una silla de ruedas durante dos horas". Según narra la monja, "la alimentación y la hidratación, así como la administración de fármacos la practicamos con una sonda nasogástrica". Nada ha cambiado en 14 años, cuando Eluana fue ingresada en ese centro hospitalario, y nada para las religiosas debe cambiar. Tras conseguir ganar el pasado jueves una larga y dura batalla judicial, Giuseppe Englaro, padre de la joven, no ha enviado todavía el escrito para llevársela a una institución donde se le retirará la sonda que la alimenta. Según "Il Messagero", lo hará en los próximos días. Llegará con una ambulancia, un médico y una enfermera que asistirán a Eluana en su último viaje. Varios hospitales de Udine, donde el padre quería internarla, se han negado a recibirla. Sin embargo, ayer el asesor de Sanidad de la región septentrional de Friuli-Venecia-Julia, Vladimir Kosic, afirmó que "están listos para acoger a Eluana como a todos" y que "no se niega el pan y el agua a nadie en nuestro hospitales".