(VIS) El prelado señaló que el lugar elegido para el seminario está lleno de recuerdos que han marcado la historia europea: "las grandes asambleas nazis, pero también el proceso a los que se mancharon de graves delitos contra la humanidad. Hechos como esos, de los que esta ciudad fue testigo, nos hablan del drama de una época donde se negaron la libertad y la justicia y se pisoteó la dignidad del ser humano". "El recuerdo del drama de las víctimas, el homenaje a su memoria -subrayó-, exige que todos se den cuenta de que aquellos acontecimientos tenebrosos deben ser un llamamiento a la responsabilidad a la hora de construir el hoy y el mañana de nuestro continente, para que en ningún lugar de Europa y de todo el mundo se repitan tragedias como aquella. La Santa Sede aprecia el compromiso de los países adherentes a la Convención cultural para que a través de la enseñanza de la memoria se contribuya no sólo al conocimiento del pasado, sino también a la comprensión mutua, al diálogo, a la prevención de los crímenes contra la humanidad, a la consolidación de una Europa de las libertades y del derecho". "El derecho y la libertad son esenciales para evitar recaídas totalitarias. (...) Un derecho basado en un sentido elevado de la dignidad y la justicia. (...) Correríamos el peligro de caer nuevamente en la barbarie, si nos faltase la pasión por la justicia y la libertad y si no nos comprometiéramos, cada uno según su propia capacidad, en conseguir que el mal no prevalezca sobre el bien, como sucedió con millones de hijos del pueblo judío". "Por lo tanto es necesario -dijo el arzobispo- redoblar los esfuerzos para librar al ser humano de los espectros del racismo, de la exclusión, de la marginación, de la servidumbre, de la xenofobia; para extirpar las mismas raíces de estos males que se insinúan también en la sociedad actual y socavan los fundamentos de la convivencia humana". "El deber de la memoria tiene que seguir sacudiendo nuestro corazón y nuestra mente para conseguir que la razón reconozca el mal y lo rechace, para suscitar el coraje del bien y la resistencia contra el mal. (...) El tiempo que pasa lleva a la desaparición progresiva de los testigos directos de aquella tragedia, por eso hace falta un esfuerzo mayor para conservar la memoria y transmitirla a las nuevas generaciones. Por lo tanto, hay que alentar todas las iniciativas como "El día de la memoria y de la prevención de los crímenes contra la humanidad", que contribuyen a mantener viva la memoria de aquellos trágicos hechos, a reflexionar y a interrogarse".