(Camineo.info) Cerca de cuatrocientos reclusos del establecimiento penitenciario de Picassent han recibido a petición propia las catequesis del Camino Neocatecumenal desde que comenzaron a impartirse en el centro hace ocho años. Una vez concluyen las catequesis, “la mayoría de los presos que han asistido a ellas han solicitado formar parte, luego, de una comunidad neocatecumenal para vivir en ella la fe cristiana a través de distintas celebraciones religiosas semanales”. Desde el pasado mes de enero, cuarenta reclusos del establecimiento penitenciario de Picassent han comenzado a recibir las catequesis de formación cristiana del Camino Neocatecumenal, que se desarrollarán hasta el próximo marzo. Una vez concluyan las catequesis, los presos que hayan asistido a ellas y que lo deseen podrán formar una comunidad neocatecumenal dentro de la prisión. Las catequesis iniciales, que están dirigidas por varios sacerdotes y seglares del Camino, se desarrollan dos días por semana en el área socio-cultural del establecimiento penitenciario. Además, en la actualidad, existen dos comunidades neocatecumenales en la prisión de Picassent, una en el centro de Preventivos, formada hace ocho años y en la que participan en la actualidad 25 hombres y mujeres, y otra en el de Cumplimiento, creada hace dos años e integrada por quince reclusos. El número actual de integrantes en ambas comunidades cristianas “es mucho menor al de reclusos que han participado en ellas en algún momento debido, fundamentalmente, a que los presos, sobre todo los del centro de Preventivos, pasan un periodo de tiempo relativamente corto en la cárcel”. No obstante, “muchos de ellos se integran”, tras su salida de prisión, en alguna de las comunidades neocatecumenales que hay en diferentes parroquias de la diócesis de Valencia, lo que “les ayuda, entre otras cosas, a romper con grupos de amigos problemáticos”, según Fortón. La participación en el Camino por parte de los internos “normalmente les marca mucho y supone para ellos un reencuentro consigo mismos y con Dios que les devuelve la paz interior perdida”. Además, les facilita “una revisión de su vida y de sus actos, una experiencia de la misericordia y el perdón infinitos de Dios y de esperanza”, ha explicado Juan Carlos Fortón.