(ACI) Según recoge El Nuevo Diario, el joven seminarista recuerda que cuando era policía, la gente acudía a él a presentarle sus problemas por el uniforme que tenía puesto. "Ahora, lo harán porque tendré una sotana de sacerdote", indicó. El seminarista era patrullero del área playera de Brooklyn y estaba adscrito al cuartel 61. Su compañero de patrulla siempre le decía que podría llegar muy pronto al rango de teniente. "Pero esa era la última cosa que yo quería", indicó. "Me decidí por el sacerdocio influido por los discursos y exposiciones de Juan Pablo II sobre la cultura de la muerte que incluye miles de asesinatos, suicidios, homicidios y situaciones nacionales en las que los niños están siendo abandonados o son víctimas de maltratos en sus hogares a causa de las drogas", relató Nicolás. "Para esas almas turbulentas, nunca tuve una solución externa como policía. Tiene que haber un cambio interior, un cambio en el corazón y para eso, es necesario ser sacerdote", concluyó.