(Efe/La Razón) La carta, encabezada por el presidente del Instituto Aal al-Bayt para el Pensamiento Islámico, el príncipe Ghazi bin Muhammad, fue considerada «alentadora y estimulante» en el Vaticano. En marzo se reunieron una delegación católica encabezada por el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean Louis Tauran, y otra musulmana presidida por Abdel Hakim Murad, de la University of the Muslim Academic Trust, de Gran Bretaña, en la que se decidió crear este foro. Las relaciones de la Santa Sede con el Islam han ido mejorando en los últimos años, en especial desde que Benedicto XVI visitó en noviembre de 2006 la Mezquita Azul, de Estambul, donde meditó unos minutos en su mihrab, el espacio que mira a La Meca. También se ha visto como positiva la visita al Vaticano del rey Abdalá de Arabia Saudí en noviembre de 2007, la primera de un monarca saudí a la Santa Sede, y se desarrollará en dos líneas. Hoy estará dedicado a los “fundamentos teológicos y espirituales” y mañana estará centrado en la “dignidad de la persona y el respeto mutuo”. Cada una de las partes, según el dicasterio vaticano, presentará un relación, que servirá de base al debate, que se celebra a puerta cerrada. El jueves, día 6, los 58 participantes serán recibidos por el papa Benedicto XVI en audiencia y por la tarde participarán en una sesión en la Universidad Pontificia Gregoriana, durante la cual está previsto que se haga pública una declaración común. El Foro Católico-Musulmán fue creado en marzo de este año tras la carta que en octubre de 2007 enviaron a Benedicto XVI 138 sabios musulmanes, encabezados por el presidente del Instituto Aal al-Bayt para el Pensamiento Islámico, el príncipe Ghazi bin Muhammad bin Talal, en la que afirmaron que el futuro del mundo depende de la paz entre musulmanes y cristianos. El Vaticano consideró esa carta “alentadora y estimulante” y el Papa Ratzinger en la respuesta que les dio abogó por la instauración de un “diálogo basado en el respeto de la dignidad de la persona, en el conocimiento objetivo de la religión del otro, en compartir la experiencia religiosa y en el compromiso común para promover el respeto mutuo y la aceptación”. El cardenal Tauran dijo ayer a Radio Vaticano que este encuentro permite “volver a leer el Islam a través de dos mandamientos: el amor de Dios y el amor por el prójimo” y subrayó que no hay que verlo como “una cosa extraordinaria, ya que llevamos dialogando con el Islam más de 1.400 años”. Sobre las relaciones entre católicos y musulmanes, Tauran afirmó que “dependen mucho de las circunstancias políticas de los países en el que el Islam es religión mayoritaria”. “Yo creo que lo que lleva a la tensión es que en el mundo musulmán se asocia el cristianismo a Occidente. Esta amalgama es muy peligrosa, ya que cuando los responsables de la sociedad occidental toman decisiones políticas que los musulmanes consideran contrarias a sus intereses dicen: ‘son los cristianos los que nos atacan, son los cristianos los que nos provocan’”, afirmó el cardenal francés. El prelado Pierluigi Celata, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, afirmó por su parte a la emisora de la Santa Sede que el encuentro nace del deseo de las partes de eliminar cualquier posibilidad de que se puedan utilizar las religiones, sobre todo las monoteístas, para justificar la violencia, y por la responsabilidad que tienen las religiones en la gran aspiración de la humanidad, que es la paz”. Tras esta reunión, el foro volverá a reunirse dentro de dos años, en una cita organizada por la parte musulmana, precisó Celata. Las relaciones entre el Vaticano y el mundo musulmán atravesaron a finales de 2006 unos momentos difíciles después de que Benedicto XVI pronunciara en la universidad de Ratisbona (Alemania) una lección magistral en la que hablaba de Mahoma, considerada “ofensiva” por los musulmanes y que desató las iras de los seguidores del Profeta. El Papa citó una conversación entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1391) y un erudito persa, en la que el mandatario decía que “Mahoma no había traído nada novedoso excepto la orden de extender la fe mediante la espada”. Tras las críticas desatadas, el Vaticano se apresuró a puntualizar las palabras del Pontífice y el mismo Pontífice recibió después a los embajadores musulmanes ante la Santa Sede, a los que expresó su “estima y profundo respeto” por el Islam. Las relaciones se normalizaron durante la visita de Benedicto XVI en noviembre de 2006 a Turquía, cuando entró en la Mezquita Azul, de Estambul, y durante unos minutos rezó -o meditó, según el portavoz vaticano- ante el Mihrab, el lugar que mira hacia La Meca. Otro paso más en la normalización de las relaciones entre los católicos y el mundo musulmán fue la visita en noviembre de 2007 al Vaticano del rey Abdalá de Arabia Saudí, la primera a la Santa Sede.