(Pablo J. Ginés/La Razón) He aquí diez hallazgos sobre los efectos de la fe en los jóvenes y adolescentes: 1. La fe, más fuerte que el mal ejemplo del grupo. Los jóvenes religiosos tienden a no consumir tabaco, alcohol y hachís, incluso si en su entorno de amigos se consumen estas sustancias. Por primera vez se demuestra que la religiosidad juvenil es más fuerte que la presión del grupo y los amigos. (Estudio de John Hoffman y Stephen Bahr en el Journal of Drugs Issues, 2008). 2. Protección contra el abuso de sustancias. Los adolescentes que dicen que la religión es importante en su vida, y/o que acuden con frecuencia a la iglesia, tienen menos riesgo de consumir tabaco, alcohol, marihuana, recurrir al sexo prematuro o caer en depresión. (Estudio de J.W. Sinha con dos mil adolescentes de 11 a 18 años, publicado en el Journal of Adolescence, en 2007). 3. Protección contra el sexo prematuro. Los adolescentes que rezan más a menudo, y los que acuden a menudo la iglesia o a actividades eclesiales para jóvenes, tienen menos riesgo de practicar sexo precoz. (Estudio de J.M. Nonnemaker a partir de estadísticas oficiales salud adolescente, publicado en Social Science & Medicine, en 2003). 4. Menos riesgo de violencia vandálica. Los adolescentes que se consideran religiosos reducen a la mitad su riesgo de participar en actos vandálicos, comparados con los que tienen un bajo nivel de religiosidad (Estudio de J.K. Cochran con 3.000 chicos y chicas, publicado en Sociological Spectrum, en 1989). 5. Menos embarazos juveniles. Las chicas que acuden con más frecuencia a la iglesia y a actividades eclesiales para jóvenes tienen menos riesgo de sexo precoz y embarazo. Chicos y chicas que rezan y/o van a la iglesia tienen menos riesgos de actividad violenta, problemas emocionales, y consumo de alcohol, tabaco y marihuana. (Estudio de Nonnemaker, Mcneely y Blum, a partir de estadísticas de salud adolescente, en Social Science & Medicine, 2003). 6. Menos delincuencia. Los adolescentes de entornos de bajo riesgo que consideran la religión como algo importante en su vida tienen un tercio menos de posibilidades de practicar la delincuencia que otros adolescentes del mismo entorno que no son religiosos. Este dato se mantiene incluso comparando los alumnos con buenas notas de ambos grupos. (Estudio de M.D. Regnerus y G.H. Elder con 9.200 adolescentes, publicado en Social Science Research en 2003) 7. Menos comportamientos anti-sociales. Los adolescentes que con más frecuencia rezan, o consumen contenidos religiosos (películas, música, libros) tienen menos comportamientos anti-sociales. incluso aquellos que han sufrido violencia o la han vivido en su entorno, si rezan, tienen menos comportamiento anti-social que los que son poco religiosos. (Estudio de M. J. Pierce con 1.700 estudiantes de escuela pública en el noreste de EEUU, publicado en Child Development, en 2003). 8. La escuela religiosa ayuda. Los adolescentes que van a la iglesia con frecuencia y dicen que la religión es importante en sus vidas, tienen menos riesgo de abusar del alcohol y de consumir tabaco o marihuana. Ir a una escuela de entorno religioso, incluso si los jóvenes no son muy practicantes, ya basta para reducir el riesgo de consumir hachís. (Estudio de J.M. Jr. Wallace con 15.000 adolescentes publicado en Social Problems, en 2007). 9. El apoyo espiritual, protege. Los adolescentes y adultos jóvenes que reciben más apoyo espiritual de sus familias y amigos tienen menos riesgo de implicarse en sexo prematuro. (Estudio de David W. Holder con entrevistas a jóvenes de 11 a 25 años, publicado en Journal of Adolescent Health, en el 2000). 10. Más autocontrol y hábitos de cooperación. Si los padres van a la iglesia con frecuencia, los hijos tienen mejor autocontrol, comportamiento y hábitos cooperativos. (Estudio de John Bartkowski a partir de 16.000 menores de edad, publicado en Social Science Research en 2007). Si era habitual decir que por cada escuela construida, la sociedad se ahorraba cárceles, la sociología parece indicar con estos estudios que con cada chico religioso la sociedad ahorra en costes médicos, policiales y sociales.