(EFE) "Después de que admitiese que se había casado con dos hombres, fue condenada a morir lapidada", recalcó Hayakala, cuyo tribunal se rige por la "Sharía" o Ley Islámica. El miembro del tribunal explicó que "la propia mujer nos pidió ser lapidada y que se cumpliese la Ley (islámica)", pero los medios somalíes han recalcado que los milicianos de Al Shabab impidieron a los periodistas hablar con ella para poder confirmar o desmentir este extremo. Un miembro de la familia de la mujer, que asistió a la lapidación, dijo a Efe desde Kismyo por teléfono, indignado, que "ella no admitió el adulterio y desde luego no pidió que la lapidaran", al tiempo que aseguraba que no se dieron las condiciones que exige la "Sharía" para un juicio de este tipo. La fuente explicó que, cuando intentaron protestar, les dispararon y mataron a un niño, cuya edad y nombre no facilitó. El familiar pidió que la comunidad internacional "detenga y castigue a los responsables de estos hechos", la milicia de Al Shabab, a cuyos dirigentes se relaciona con Al Qaeda y que trata de ocupar el territorio de Somalia para imponer un estado islámico. Al Shabab ocupó la ciudad costera de Kismayo, donde se encuentra el principal puerto del sur de Sudán, el pasado agosto, tras arrebatárselo a la milicia de un clan local aliado del Gobierno Federal de Transición, apoyado por la ONU. Somalia carece de un gobierno central efectivo desde 1991, cuando fue derrocado el régimen del dictador Siad Barre y el país quedó en manos de señores de la guerra que ejercen la autoridad en sus regiones. La lapidación se produjo tras la firma de un acuerdo de paz entre el Ejecutivo y varios grupos integristas la Alianza para la Nueva Liberación de Somalia (ARS), que Al Shabab no admite y asegura que seguirá su lucha contra el Gobierno de Transición.