(Heterodoxias.net)- ¿Qué revela “Morfina roja” sobre lo ocurrido en las Urgencias del hospital Severo Ochoa cuando las dirigía el doctor Luis Montes? El libro relata cómo se iniciaron y desarrollaron unas prácticas sedativas que condujeron a duplicar la tasa de mortalidad en el servicio; disecciona la virulenta campaña del PSOE para impedir cualquier investigación; expone los informes y las inspecciones, los autos del juez y de la Audiencia; y analiza cómo y por qué Zapatero hizo de aquel anestesista una figura estelar de su campaña electoral. -¿Cuáles son las principales anomalías que se detallan? La primera irregularidad consistió en que Montes dedicara un espacio en un servicio de Urgencias a la administración sistemática de sedaciones terminales. Pero hubo más. Menciono algunas: parte de las sedaciones no estaban indicadas; las dosis de fármacos eran muy altas; las combinaciones usadas potenciaban los riesgos; no estaba documentada la condición terminal de pacientes que fueron sedados. Es lo que dicen los informes: hubo sedaciones no indicadas, contraindicadas e inadecuadas. Esos informes no fueron ni pudieron ser anulados por la decisión de la Audiencia que ordenó suprimir la referencia a la mala praxis del auto del juez. -¿Qué ocurría con el consentimiento familiar? No siempre se pedía la conformidad de las familias, lo cual es un requisito indispensable para prescribir una sedación terminal. Por otro lado, se dio el fenómeno inquietante de que hubiera personas que llevaban a sus allegados a “sedar” a las Urgencias del Severo. -Habla usted de un grupo conocido en el hospital de Leganés como "Sendero Luminoso", ¿qué relación tiene con lo ocurrido? Eran unos médicos muy ideologizados, afines a la izquierda, al que una parte de sus colegas llamaron así por considerarlos unos “iluminados”. Tenían puestos relevantes y constituían un poder fáctico. Configuran el peculiar “ecosistema” que permitió que los acontecimientos se desarrollaran del modo en que lo hicieron. Ese grupo puso al hospital en pie de guerra contra la investigación. -¿Se puede hablar de un caso de eutanasia? En mi opinión, no. Hubo mucha confusión. Llegó a decirse que la denuncia anónima que hizo saltar la alarma denunciaba eutanasias, pero no es así. Como se puede comprobar en la carta que reproduzco, afirma que no se trata de eutanasias, sino de homicidios. No obstante, el comité de expertos que examinó más de cien sedaciones concluyó que dos podían tipificarse de “eutanasia activa”. Cierto que Montes y también el PSOE son partidarios de la eutanasia. Ese partido utilizó el caso para relanzarla. Dijeron que el PP se había inventado el escándalo para contrarrestar un supuesto clamor social en favor de la eutanasia. Fue una de las disparatadas “teorías de la conspiración” que fabricaron para intoxicar a la opinión pública. -¿Cuál fue a su juicio la principal “intoxicación”? La más burda de todas fue presentar a quienes querían que se investigaran las prácticas sedativas de Montes como contrarios a paliar el dolor y el sufrimiento. -¿Cuál es su valoración del comportamiento de los colegios profesionales, la Fiscalía, la consejería de Sanidad de Madrid y otras instituciones? La conducta de algunas fue deplorable y la de otras, insuficiente. Los mecanismos de control fallaron, tanto antes como después de la salida a la luz del caso. Falló, por supuesto, la vigilancia de la administración sanitaria madrileña. Pocos estuvieron a la altura. Entre esos pocos, el comité de expertos. No por casualidad esos seis médicos fueron los más atacados por los partidarios de Montes. Su informe establecía una relación causa-efecto entre las sedaciones y los fallecimientos. -¿Cómo se ha documentado para el libro? Tenía fuentes propias que me pusieron al corriente de lo que estaba pasando en Urgencias desde que se instaló allí el “sedadero”. He podido disponer de esos testimonios directos y, además, de la ayuda de la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias. Decidí prescindir por completo de los políticos como fuente de información. -¿Cómo espera que reciban su investigación los paladines de Montes? Con las descalificaciones habituales y más falsedades. Han llegado a amenazar a gente y a tomar represalias. Conozco sus tácticas. He sido de izquierdas. Lamento que mucha gente creyera sus mentiras por simpatía hacia la izquierda. Mi propósito ha sido contribuir al esclarecimiento de un caso gravemente distorsionado. Mi aspiración es que quienes han tenido un conocimiento directo, como los médicos de Urgencias que intentaron frenar aquellas prácticas, vean reflejados fielmente los hechos. También, naturalmente, que los familiares de los afectados encuentren algunas respuestas a sus interrogantes.