(RV/ReL) “Estoy muy contento de encontrarme precisamente hoy, en esta festividad, aquí en Pompeya, en el Santuario más importante dedicado a la Bienaventurada Virgen del Santo Rosario –subrayó el Pontífice- Éste hecho me permite poner de relieve con mayor fuerza, que el primer compromiso misionero de cada uno de nosotros es precisamente el de la oración. Es sobre todo rezando, que se prepara el camino al evangelio; es rezando que se abren los corazones al misterio de Dios y se disponen las almas a acoger su Palabra de salvación”. El Papa tuvo palabras de recuerdo para la beatificación en Lisieux de Louis Martin y Zélie Guérin, padres de santa Teresa del Niño Jesús, declarada por Pío XI patrona de las misiones: “Pensando en la beatificación de los cónyuges Martin, con cariño deseo evocar otra intención: la familia, cuyo rol es fundamental en la educación de los hijos hacia un espíritu universal, abierto y responsable hacia el mundo y sus problemas, así como en la formación de las vocaciones a la vida misionera. Y ahora, prosiguiendo casi idealmente el peregrinaje que tantas familias han cumplido hace un mes hacia este Santuario, invocamos la materna protección de la Virgen de Pompeya sobre todos los núcleos familiares del mundo, pensando ya en el VI Encuentro Mundial de las Familias, en Ciudad de México el próximo mes de enero de 2009”.