(ReL/Agencias) En este sentido, el cardenal manifiesta en su carta que esto requiere nuevos evangelizadores "capaces de anunciar el Evangelio del matrimonio y la familia", así como "la confianza en el plan de Dios". Asimismo, asegura que el hombre y la mujer que fundan una familia cristiana necesitan siempre de la Iglesia, ya que sólo en ella "puede hacerse realidad el amor que sustenta el sacramento". Evangelizar la familia Por ello, asevera que evangelizar la familia significa que los matrimonios cristianos "vivan con verdad y gozo lo que significa casarse con el señor". "En la medida en que existan matrimonios fieles al sacramento recibido, la familia cristiana brillará en medio de nuestro mundo con todo su esplendor". "Los problemas de la familia en nuestro tiempo nacen en gran medida de la carencia de un amor verdadero, reducidos a meros sentimientos de atracción y deseo o a un paliativo del temor a vivir en soledad", apunta el Cardenal Arzobispo de Madrid. Por otra parte, expresa que "el rechazo a la familia surge de una ideología que deforma el lenguaje y que impide hacer realidad los deseos más profundos de los hombres". "Podemos constatar así una profunda fractura entre una cultura determinada y exclusivista que impone una visión deformada sobre el matrimonio, sobre la familia y la realidad social de nuestro país, que a pesar de la poderosa presión mediática, valora muy positivamente la institución familiar", señala. Reforma del código civil de 2005 Respecto a la reforma del Código Civil en materia de matrimonio de 2005, Rouco Varela afirma que con ella "se ha desneutralizado el contrato matrimonial, eliminando la diferencia sexual de los contrayentes como elemento esencial del mismo". "Las palabras esposo y esposa han sido sustituidas por el concepto genérico de cónyuge. De este modo, el ser esposo o esposa ha dejado de ser una realidad reconocida y protegida por la ley, como si lo que está en juego con esas palabras fuera una opción privada de algunos y no un bien público", denuncia. Respecto al aborto y la manipulación genética, "que se da en la producción de seres humanos en los laboratorio", el Cardenal Arzobispo de Madrid afirma que son aspectos diversos del drama de la negación de la verdad del amor conyugal. Por último, constata que los datos demográficos "son preocupantes", algo que remitió a una "crisis del amor. Una sociedad que goza de una bonanza económica y sanitaria nunca vista y que, sin embargo, no tiene hijos y envejece de modo igualmente nunca visto ha de preguntarse por el vigor del amor y de la verdad de la vida conyugal", denuncia el cardenal. Coordinación entre parroquias Monseñor Rouco Varela manifiesta que las familias no perciben la cercanía de la Iglesias a las dificultades que viven, y que al resolverlas por sí solas, se ven débiles y enredadas en un entorno que no las ayuda a afrontarlas, lo cual ha de suponer "necesariamente una tarea especial de coordinación entre las parroquias, los movimientos y los consagrados". El Cardenal Arzobispo de Madrid recuerda al Papa Benedicto XVI en la jornada de Valencia, donde declaró que era muy importante "la labor de las parroquias, así como de las diversas asociaciones eclesiales, llamadas a colaborar como redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe". Preparación del matrimonio Respecto a la preparación al matrimonio, Rouco Varela advierte de que los cursos prematrimoniales no se pueden centrar exclusivamente en el momento en el que los novios se van a casar, "cuando resulta difícil afrontar sus muchas carencias". "Hay que saber renovar la denominada preparación remota y la preparación próxima, donde se pueden abordar las cuestiones fundamentales que afectan al matrimonio y la familia", añade. "Acoger la petición de unos novios para contraer matrimonio es un momento de difícil discernimiento cuando se trata de personas con una preparación espiritual casi nula y humana deficiente". "Es importante en todo caso ofrecer en la preparación inmediata al matrimonio consistente en los cursos prematrimoniales y el encuentro con el sacerdote, el anuncio del Evangelio que les permita descubrir la presencia de Cristo en sus vidas, y la belleza que supone integrarse en una historia de amor que contiene una promesa de Dios", asegura. Asimismo, afirma que es necesario "cuidar con esmero la educación familiar de los niños. Un punto imprescindible es la formación afectivo-sexual que todo preadolescente debe recibir, ya sea en un ámbito escolar o parroquial, siempre como una ayuda a los padres que son los primeros responsables de la misma". Por último añade que ésta "debe consistir en un verdadero curso e incluir un acompañamiento personal y no reducirlo simplemente a unas charlas".