(Agencias/ReL) Lo dijo porque mañana se cumplen 50 años de la muerte de Pío XII, en proceso de beatificación, y el propio Benedicto XVI celebrará una misa en su recuerdo dentro de los actos del sínodo. Según la agencia Reuters, el rabino añadió incluso que si lo hubiera sabido no habría ido a Roma. De esta manera la larga polémica sobre Pío XII, secretario de Estado de la Santa Sede desde 1930 y pontífice de 1939 a 1958, vuelve a resurgir y ha estallado de lleno en el sínodo. Al papa Pacelli le tocó lidiar en primera persona con el periodo más turbulento del siglo XX, pues fue nuncio en Alemania desde 1917, donde presenció el ascenso del nazismo, y luego, como número dos del Vaticano, dirigió la política exterior de la Santa Sede. Fue elegido Papa justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, donde la Iglesia se veía entre dos enemigos, nazismo y comunismo. La acusación principal contra él de algunos historiadores y de parte del mundo hebreo es que no condenó ni intervino para detener las deportaciones de judíos, pese a que estaba al corriente. La réplica del Vaticano es que el Papa consideró más prudente callar para no poner en peligro a los cristianos alemanes y de los países ocupados, así como para no empeorar la posición de los judíos, y, por otro lado, trabajó en la sombra para salvar el mayor número posible de ellos. Benedicto XVI reiteró hace dos semanas esta postura, en una audiencia por un convenio sobre Pío XII: «No ahorró esfuerzos para intervenir en favor de los judíos, a menudo de forma secreta y silenciosa porque en aquel complejo momento histórico sólo de ese modo era posible salvarlos», afirmó. El Papa abordará de nuevo la cuestión en la misa conmemorativa.