Obispos de Polonia y Lituania y muchos fieles han acudido a Cracovia a la "beatificación equivalente" de Michal Giedrojc, un noble católico lituano que fue religioso de la Orden de San Agustín y vivió entre 1425 y 1485. El Papa Francisco reconoció su culto ab immemorabili con la beatificación equivalente en un decreto del 7 de noviembre de 2018 y ahora se celebra públicamente con la presencia en Cracovia (donde murió el beato) del cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Ya San Juan Pablo II había manifestado el deseo de que fuera beatificado. El Papa Bergoglio aprobó el 7 de noviembre del año pasado el decreto sobre sus virtudes heroicas a la vez que confirmó la existencia ininterrumpida del culto tributado a este Beato desde la antigüedad. Por esta razón le reconoció, formalmente, el título de beato basándose en la existencia de un culto ab immemorabili.
Noble, pero humilde
Michal nació en familia noble pero pasó una infancia con enfermedades y discapacidades. Desde joven era devoto especialmente de Cristo Crucificado, del que a menudo llevaba una imagen en el pecho. En 1460 entró a formar parte de los Canónigos Regulares de la Penitencia de los Beatos Mártires de Bystrzyca, en Lituania, y fue admitido como novicio. Después de algunos meses, fue enviado a un convento en Cracovia, Polonia, donde hizo su profesión religiosa de manos del Padre General de la Orden. Se licenció en Teología y fue amigo de religiosos como San Juan de Kety, San Simón de Lipnica, San Estanislao Soltys, el Beato Ladislao de Gielniów, el Padre Swietoslaw Milczacy y el Padre Izajasz Boner.
A pesar de su vocación religiosa, renunció a ser ordenado sacerdote y prefirió mantener su condición de laico dentro de la Congregación. A menudo rezaba ante la imagen de la Virgen, más tarde llamada Madre de Dios Giedroyova, y ante el gran Crucifijo situado en un arco del coro de la iglesia, que fue sustituido por una copia del siglo XVIII y colocado en el altar central. Al final de la oración y de la contemplación, realizaba las tareas del sacristán.
Jesús le habló desde la cruz
Un día declaró a su confesor, Juan de Żmigród, que Cristo le había hablado desde la cruz para decirle: "Ten paciencia hasta la muerte y te daré la corona de la vida".
Llevó una vida de profunda penitencia y mortificación. Se alimentaba sólo con un poco de pan. Se dice que también fue probado físicamente por los continuos ataques del diablo. Este estilo de vida tan rígido hizo que su cuerpo se debilitara y empeora su salud. Murió el 4 de mayo de 1485 mientras oraba de rodillas con sus hermanos.
En Cracovia, el cardenal Becciu recordó que los talentos que Michał recibió “los empleo en favor de los demás” y sus formas de practicar el amor hacia el prójimo “hoy son más actuales que nunca: escuchar al otro, dar acogida a los que llaman a la puerta, dar limosna a los pobres y consolar a los afligidos”.
“Era un ‘pequeño’ según el espíritu del Evangelio. No buscó nada más que a Dios mismo. El misterio de su existencia radica precisamente en la primacía de Dios: a Él le confió todo y se lo agradeció todo”. Y puntualiza además que no luchó por cosas consideradas grandes en el mundo, sino que dirigió su atención a lo que era lo más importante, es decir, el amor de Dios y la amistad con el prójimo: “Para nosotros, los contemporáneos, que estamos abrumados por mil cosas aparentemente importantes, el Beato Michał nos enseña que la grandeza auténtica de las personas no proviene de cuánto, sino de cómo se logra algo”.
¿Cómo es una beatificación equivalente?
En declaraciones a Radio Vaticana, el cardenal Becciu explicó lo que es la "beatificación equivalente".
"Es una forma especial. Consiste en el reconocimiento oficial por parte de la Iglesia de un culto que el pueblo ya ha tenido la oportunidad de expresar de diversas formas desde la antigüedad hacia un Beato. Según las normas, sin embargo, este culto debe ser anterior a 1534, es decir, al período en que se introdujeron las nuevas normas para el reconocimiento del Beato. En el caso de Michal Giedrojc, se trata de un acto realizado por el Papa Francisco el 7 de noviembre de 2018 con la promulgación del decreto sobre la confirmación del culto que se le atribuye ab immemorabili, es decir, desde hace mucho tiempo. El Papa no ha hecho más que reconocer que este culto existe desde la antigüedad.
Se requieren 3 condiciones para esta fórmula:
- culto antiguo,
- atestación constante y común de historiadores dignos de fe sobre las virtudes o el martirio
- y la fama ininterrumpida de prodigios.
"Me parece que estos parámetros están plenamente presentes en este Beato. En primer lugar, el culto ab immemorabili existe desde el 1500. En el lugar donde está enterrado hay una peregrinación continua, desde hace siglos, de personas que lo veneran y lo reconocen como beato. Además, el hecho de que se haya construido incluso un altar donde está enterrado es una indicación tangible de la devoción. El pueblo lo reconoció como Beato y el Papa ha sancionado esta realidad", explica Becciu.