(RV) El Pontífice asegura sus oraciones incesantes por la paz y pide al Señor que los llamamientos del Patriarca ruso, para que se cesen las hostilidades por el bien de las naciones, sean escuchados. “La fe en nuestro Señor Jesucristo – escribe el Santo Padre- es un nexo que une los corazones de forma profunda y nos invita a todos a reforzar nuestro esfuerzo, a manifestar al mundo el testimonio compartido de vivir juntos en un mundo respetuoso y pacífico”. Desde ayer, se encuentran en Moscú el cardenal arzobispo de Nápoles, Crescenzio Sepe, acompañado por el obispo Vincenzo Paglia y el profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio. En su encuentro con el Patriarca de Moscú y de toda Rusia, el cardenal Sepe ha subrayado por su parte que “las sociedades europeas desorientadas y secularizadas tienen necesidad de orientación y raíces, como recuerda a menudo el Papa Benedicto XVI y el mismo Patriarca Alexis II". En su encuentro con el patriarca ruso, el arzobispo de Nápoles ha expuesto la necesidad de trabajar juntos con valor para dar un alma a nuestra Europa. “De esta alma – ha insistido el purpurado- manan la esperanza para el futuro de nuestros pueblos y la caridad para los sufrimientos del mundo actual”. En su discurso el cardenal Sepe ha manifestado además que “Rusia, animada por la profundidad de su patrimonio espiritual de fe cristiana, podrá ofrecer una aportación fundamental para que Europa viva con confianza su misión”. Además, frente a los desafíos del mundo, el arzobispo de Nápoles se ha manifestado convencido de que ambas iglesias deban recorrer el camino del testimonio común, y por consiguiente creíble y eficaz. El cardenal Sepe ofreció como don al patriarca ruso una partícula del cráneo de las reliquias del patrón de la Iglesia de Nápoles, el santo mártir Genaro, “un tesoro precioso para nuestro pueblo –ha dicho el purpurado- que lo venera con profunda devoción”.