(ACI) En la conferencia de prensa celebrada para presentar este documento, en la cual estuvo acompañado por el Arzobispo Jean-Louis Bruguès, y Mons. Angelo Vincenzo Zani, Secretario y Subsecretario del mencionado dicasterio, el Cardenal Grocholewski indicó que de ahora en adelante la duración de los estudios en estos institutos será de "cinco años, estructurados en dos ciclos: un primer ciclo de tres años, al final del cual se obtiene el bachillerato en Ciencias Religiosas y un segundo ciclo de dos años, al final del cual se consigue la Licencia en Ciencias Religiosas. En la antigua normativa sin embargo estaba previsto un solo ciclo de estudios de cuatro años". Otras novedades, continuó el Purpurado, tienen que ver con "la extensión a estos institutos de la nomenclatura de los títulos académicos utilizados en las facultades eclesiásticas (el bachillerato y el título de Licenciado y no el de Magisterio) y el hecho de que por primera vez se ha establecido el número necesario de profesores estables en cada instituto (deben ser al menos cinco, y si el instituto tuviese solo el primer ciclo, al menos cuatro)". También explica que el número mínimo de estudiantes no debe ser inferior a 75 y que las autoridades que lo dirigen deben ser similares a las de una facultad de teología y las propias de un instituto. De otro lado Mons. Bruguès comentó que estos centros de estudios buscan también formar al laicado y a los religiosos para desempeñarse en las tareas que les son propias dentro de la Iglesia pues "tienen el derecho de solicitarla y la Iglesia tiene el deber de proponérsela". Este texto se ha publicado en inglés, francés, español e italiano, consta de tres partes: fisonomía de los Institutos, procedimiento para su erección y normas finales. Este documento explica que los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas "tienen como fin promover la formación religiosa de los laicos y de las personas consagradas, para una participación más consciente y activa en las tareas de evangelización en el mundo actual, favoreciendo también la asunción de empeños profesionales en la vida eclesial y en la animación cristiana de la sociedad; preparar a los candidatos para los diferentes ministerios laicales y servicios eclesiales; cualificar a los docentes de religión en las escuelas de diferente orden y grado, exceptuando las Instituciones de nivel universitario".