La Iglesia católica en Cuba aclaró este viernes que su mediación con el régimen castrista para la liberación de 52 prisioneros políticos "no se ha apoyado en tendencias políticas", al tiempo que rechazó el "contenido ofensivo" de la carta enviada por un grupo de disidentes a Benedicto XVI en la que critican el papel del clero en este proceso.

El arzobispado de La Habana explicó a través de un comunicado que cuando "aceptó la misión de mediar" entre los familiares de las Damas de Blanco -familiares de los presos políticos- y las autoridades cubanas "sabía que esta mediación podría ser interpretada de las más disímiles maneras".

La institución consideró que, a pesar de que su gestión podría "provocar diversas reacciones", que van "desde el insulto y la difamación, hasta la aceptación y el agradecimiento, permanecer inactiva no era una opción válida para la Iglesia por su misión pastoral".

"La acción de la Iglesia a favor del respeto a la dignidad de todos los cubanos y la armonía social en Cuba no comenzó hace veinte años, y ha sido una acción que no se ha apoyado, ni se apoyará nunca, en tendencias políticas, ni en las del Gobierno ni en las de quienes se le oponen, sino en su misión pastoral", señala el comunicado.


Un total de 165 disidentes cubanos, entre ellos algunos presos políticos, enviaron una carta al Papa Benedicto XVI en la que critican el "lamentable" papel que ha jugado la Iglesia cubana en el "destierro" de prisioneros de la Primavera Negra a España y le piden que cese el "apoyo político" que está dando al régimen castrista, al que equiparan con los "comisionados de Satanás en la Tierra".

Según estos disidentes, "una correcta mediación sobre el tema hubiera implicado oír los reclamos" tanto de los que dentro de la isla han luchado "por el establecimiento de la democracia en Cuba" como por los que lo han hecho desde el "exilio", y "conciliarlos".

Como respuesta a estos reclamos el arzobispado ha dejado claro que "no desviará su atención de aquello que la motivó a actuar en este proceso: el reclamo humanitario de familias que han sufrido por el encarcelamiento de uno o más de sus miembros".

Un total de 26 ex presos de la Primavera Negra de 2003 han llegado a España como parte de un proceso de diálogo que inició la Iglesia Católica en Cuba en el que además participó el ministro de Exteriores y Cooperación de España, Miguel Ángel Moratinos.

Los disidentes excarcelados han denunciado que se trata de un proceso que beneficiará al régimen comunista, al asegurar que su salida de la isla es un "destierro" porque fueron liberados en el momento que abordaron el avión y porque, según ellos, no se les daba otra opción más que viajar a España si querían salir de la cárcel.