El Papa Benedicto XVI ha auspiciado que el testimonio del fundador de Taizé, el Hermano Roger, “de un ecumenismo de la santidad nos inspire en nuestro camino hacia la unidad”, informa Zenit.
Lo puso de relieve en un mensaje enviado al actual prior de la comunidad de Taizé, el Hermano Alois, con motivo del doble aniversario de los 70 años de la fundación de la comunidad de Taizé y los 5 años de la muerte de su fundador, el Hermano Roger.
Unas cinco mil personas celebraron esta doble conmemoración en Taizé el pasado 14 de agosto, con el ingreso de un nuevo hermano en la comunidad, una oración y una peregrinación, informó la comunidad de Taizé.
Con motivo del aniversario, numerosas personalidades enviaron mensajes a la comunidad de Taizé, entre ellas el Papa Benedicto XVI, los patriarcas de Constantinopla y de Moscú, el arzobispo de Canterbury y los responsables luteranos y reformados.
En su mensaje, el Pontífice manifiesta “su cercanía espiritual y su unión en la oración con la comunidad y con todos aquellos que participan en la conmemoración del recuerdo del Hermano Roger”.
Benedicto XVI se refiere al fundador de Taizé como a un “testigo incansable del Evangelio de paz y de reconciliación” y como a “un pionero en el difícil camino hacia la unidad entre los discípulos de Cristo”.
“Hace setenta años dio inicio a una comunidad que sigue viendo cómo acuden a ella miles de jóvenes provenientes de todo el mundo, buscando dar un sentido a su vida, los acoge en la oración y les permite experimentar una relación personal con Dios”, constata el Papa en su mensaje, firmado por el secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
“Ahora que ha entrado en la alegría eterna, sigue hablándonos -añade-. Que su testimonio de un ecumenismo de la santidad nos inspire en nuestro camino hacia la unidad y que vuestra Comunidad siga viviendo e irradiando su carisma, especialmente entre las generaciones jóvenes.
Roger Schutz llegó a Taizé en agosto de 1940 en plena Segunda Guerra Mundial, procedente de Suiza.
Se estableció en este pequeño pueblo francés cercano a Cluny y empezó a acoger a refugiados, especialmente judíos.
Así empezó la comunidad de Taizé, convertida hoy en un centro de espiritualidad internacional y ecuménico que atrae a centenares de miles de personas, sobre todo jóvenes, de toda confesión religiosa y punto de referencia para el diálogo y el ecumenismo.