La Iglesia católica pidió a los defensores de la cruz de madera en memoria de las víctimas del accidente aéreo de Smolensk que permitan su traslado a un templo, lo que pondría fin a un debate que "no es religioso sino político".
"Espero que este asunto se resuelva finalmente, porque no querría vivir en un Estado que se rinde ante grupos de decenas de personas", explicó hoy a la cadena de televisión TVN24 el portavoz del episcopado polaco, Józef Kloch.
Kolch reiteró la petición hecha antes por el arzobispo de Varsovia, monsñor Kazymierz Nycz, para que los "defensores de la cruz" permitan su reubicación en la varsoviana iglesia de Santa Ana, tal y como días atrás acordaron la cancillería presidencial, la curia metropolitana y las organizaciones de "boy scouts".
"El crucifijo puede estar presente en un lugar público pero no de forma que provoque indignación, y tampoco puede convertirse en un rehén de cómo homenajear a las víctimas", puntualizó el arzobispo metropolitano.
Ayer en el palacio presidencial fue colocada una placa conmemorativa de la catástrofe con la que el nuevo presidente, el liberal Bronislaw Komorowski, quería poner fin a la "guerra de la cruz", un debate que se prolonga excesivamente y que mantiene dividida a la sociedad polaca entre los que apoyan la permanencia del símbolo religioso y quienes abogan por su retirada.
Si inicialmente fueron los "defensores de la cruz" quienes protagonizaron las primeras protestas para impedir la reubicación del crucifijo de madera, posteriormente fueron los grupos de opositores quienes tomaron los alrededores del palacio para pedir una "Polonia verdaderamente laica".
Estos opositores, en su mayoría jóvenes, se sirven de las redes sociales para difundir su postura contraria a la presencia de la cruz de Kaczynski. El grupo "Acción por la cruz" ya dispone de 40.000 usuarios en su página de Facebook.
"Asistimos a algo nuevo en Polonia, en el que colectivos organizados están protestando contra la Iglesia y reclamando que el Estado sea verdaderamente laico", señaló a Efe la socióloga Malogorzata Wlos.
La Izquierda polaca (SLD), la tercera fuerza política del país por detrás de liberales y conservadores, también ha querido sumarse a este "fenómeno" y ya pidió en una declaración que se respete el precepto constitucional que exige el carácter secular del Estado.
Por su parte, los "defensores de la cruz", ligados en muchos casos con el partido conservador Ley y Justicia (PiS), al que pertenecía Lech Kaczynski, critican la tabla colocada ayer por insuficiente para recordar "debidamente" a las víctimas del siniestro.
"Es como una tableta de chocolate", dijo a Efe Pawel, uno de los activistas pro cruz que "hace guardia" durante los últimos días frente al palacio presidencial para evitar la retirada del símbolo, algo que sólo aceptará si se levanta un monumento relevante que sirva de homenaje a los fallecidos en Smolensk.
La ahora polémica cruz fue erigida por grupos de "boy scouts" el pasado 15 de abril frente al palacio presidencial, cinco días después de que se estrellara en el aeródromo ruso de Smolensk el avión en el que viaja Kaczynski al frente de la delegación polaca que iba a asistir a una ceremonia en el cementerio de Katyn, donde en 1940 Stalin mandó asesinar a 20.000 oficiales polacos.
Desde ese momento, la cruz se ha convertido en una especie de lugar de peregrinación para cientos de miles de ciudadanos y todavía son muchos los polacos que depositan flores y velas en memoria de los muertos.