El cardenal Antonio Cañizares ha asegurado hoy que las normas que no protegen la vida o van contra ella «no son respetables», así que cuando una de ellas «legitima» el aborto o la eutanasia «deja de ser una verdadera ley civil moralmente vinculante».
Así lo señaló en el curso de verano de la Universidad Rey Juan Carlos «El inmenso valor de la vida», que coordina José Luis Sánchez.
«Las leyes que no protegen la vida o van en contra de ella no son respetables. Cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia deja de ser una verdadera ley civil moralmente vinculante. No estamos obligados a las leyes que son inicuas», ha afirmado, al tiempo que ha aclarado que esto «no es desobediencia civil, sino sencillamente defensa de la sociedad».
«Neguémonos a secundar -ha dicho- cualquier iniciativa que atente contra la vida, no demos nuestra adhesión a personas, instituciones, obras o disposiciones que vayan o pretendan ir contra la vida, que no podemos adherirnos a quien niega algo tan fundamental».
En este sentido, ha apuntado que el aborto es «la más grave» de las injusticias y ha subrayado que al igual que «hoy nos avergonzamos de los tiempos de la esclavitud, no tardará en llegar el día en que nos arrepintamos de esos millones de abortos» que, están apoyados, a su juicio por «leyes antihumanas y antisociales». Así, ha agregado que la sociedad se sentirá «muy avergonzada» por lo que ha calificado como «cultura de muerte legalmente establecida».
Además, Cañizares ha señalado que la lucha contra el aborto debe ser como la que Martin Luther King llevó a cabo contra la esclavitud. «Nosotros cuando éramos estudiantes teníamos al gran líder Luther King a favor de la abolición de la esclavitud de los negros en Norte América, todos le admirábamos y todos nos uníamos, ¿por qué hoy no nos unimos a los que están gritando por la vida, por qué nos quedamos pasivos?», se ha preguntado.
La vida, ha señalado el cardenal, es un valor que no comparable ni sometible a ninguno de los poderes humanos.
«Quien niega el derecho a la vida está contra la democracia y conduce a la sociedad al desastre», ha añadido.
También ha indicado que la trivialización de la sexualidad es uno de los elementos que están en el origen del desprecio por el que va a nacer, y la ideología de género subyace en la nueva ley del aborto.
El aborto provocado, ha dicho, es un «crimen» contra la persona y el bien común, una «violación» del orden moral y de derechos.
En esta línea, ha señalado que los aplausos con que ciertos sectores acogieron la aprobación de la nueva ley del aborto daban «repugnancia». «¿Cómo se puede aplaudir una ley para matar?», se ha preguntado.
Ha asegurado que la cultura de la muerte está «destruyendo» las democracias y que no existe verdadera justicia en un país donde se mata a «inocentes», pues no se protege la vida del nasciturus, se lo considera una «cosa», un «algo», no una alguien o un quien.
Ha señalado que las mayorías parlamentarias tienen legitimidad, pero no para legislar «lo que no es verdadero». Todo esto lo ha relacionado con el relativismo, que está «destruyendo» la democracia.
A las mujeres que han abortado les ha mandado un mensaje de misericordia, pues la Iglesia no quiere penalizaciones, sino corrección con reconocimiento de la gravedad y arrepentimiento, pues la excomunión no es para siempre.
Cañizares, que es prefecto para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha anunciado que, probablemente, antes de fin de año habrá una gran vigilia mundial de oración a favor de la vida, en la que se pedirá la participación del Papa. Esta oración mundial es necesaria a porque «el aborto es un crimen contra la persona y contra el bien común, una hecatombe silenciosa».