Los expertos alertan de que el individualismo que azota a nuestra sociedad se introduce con sigilo en las familias: tener dos o más televisiones en casa, la desfamiliarización del ocio (uno de cada tres niños de diez años sale solo con sus amigos el fin de semana), considerar la habitación como una especie de apartamento privado, que el matrimonio sólo hable de los hijos, o que los miembros de la familia ya ni siquiera cenen juntos, son escenas cada vez más comunes en los hogares españoles. Por eso, el último número de la revista Misión aporta diez consejos para evitar que los cónyuges o los padres y los hijos sean perfectos desconocidos aun viviendo en el mismo techo:
En el reportaje Romper con el individualismo, la orientadora familiar Beatriz Londoño recomienda «aprender a “perder el tiempo” con las personas que amamos (cónyuge, hijos…) y a pasarlo bien juntos, haciendo algo que al otro le gusta o, simplemente, haciendo nada, ¡pero juntos!».
«Saber conversar con un bebé, con un niño de cuatro años o con uno de trece, con un adolescente, con un esposo cansado, irritado, tenso, o con una esposa cansada, hipersensible y necesitada de muestras de cariño. Y, sobre todo, saber escuchar para poder llegar a tener habitualmente diálogos de corazón a corazón», es la segunda pista que da Londoño.
La orientadora anima a «querer saber cada día más sobre qué es la familia, cuáles son sus principios y leyes de funcionamiento. Leer y estudiar cómo se aborda cualquier gran proyecto».
«Hay que discernir qué se puede cambiar de las costumbres familiares que vivían nuestros mayores, y qué no es modificable. Aquello que toca los principios y esencia, no es negociable», recuerda Londoño.
La experta propone en el tema central de Misión «descubrir nuevas costumbres, que respondan a esos principios y valores esenciales, y que quizá nuestros antepasados no vivieron y aún están por descubrir».
En el reportaje Esas familias que hacen que las cosas sucedan, se propone un innovador método para que el matrimonio afiance los principios sobre los que construir su familia: el Proyecto Familiar. La orientadora Lourdes Arbeláez, explica que “hay que redactar una justificación, formular unos objetivos, seleccionar unos medios adecuados para alcanzarlos, planear etapas y delimitar unos procedimientos de evaluación”.
Recurrir a la crítica constructiva es más provechoso que el reproche. El reportaje ¿Existe la crítica constructiva? explica que, por ejemplo, cuando un niño está haciendo algo que le cuesta, no es tan efectivo decirle “es muy fácil” como: “No es fácil, ¿verdad? Pero seguro que puedes hacerlo”; o que mostrar las consecuencias de los actos es un buen sustituto del castigo: por ejemplo, si un niño se niega a merendar y luego tiene hambre, no darle nada hasta la cena para que se dé cuenta de su error, explicándoselo.
Para antes y después de las crisis familiares es el título del reportaje que propone recurrir a los Centros de Orientación Familiar como un acompañamiento a las familias, no sólo cuando tengan problemas entre el matrimonio o con los hijos, sino como una herramienta constante que aporta nuevas posibilidades para educar, ejercer la autoridad y entender mejor el amor en el matrimonio y en la familia.
Muchos padres ven el juego de sus hijos el momento en que pueden descansar de niños. No conocen la importancia de jugar en familia. Unir, favorecer la comunicación, cooperar, saber ganar y asumir la derrota, educar, disfrutar riendo y conocer a los miembros de la familia son algunos efectos de jugar con los hijos, que explica el reportaje ¿Jugamos juntos?
Como concluye el tema de portada de Misión, sin necesidad de hacer muchos planes ni espectaculares viajes, la llegada del verano es un momento idóneo para replantearnos nuestro proyecto de vida en familia y tomarle el pulso a nuestro matrimonio y a nuestra convivencia con los hijos, para hacer de nuestra vida en común un maravilloso camino de enriquecimiento mutuo.
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