Monseñor John Barwa, obispo de Rourkela y tío de la víctima, la ha acompañado y sostenido en los días del proceso contra los extremistas hindúes que la violaron, e hizo estas declaraciones a AsiaNews.
Sor Meena Barwa, de la orden religiosa de las Servid oras, desarrollaba su misión en el centro pastoral Divyajyoti en KNuagaon, en el distrito de Kandhamal, junto a un sacerdote, el padre Thomas Chellan. La religiosa nació en el distrito de Sambalpur e hizo los votos perpetuos el pasado abril.
El 25 de agosto de 2008, junto al sacerdote con el que trabajaba en el centro, fue agarrada, golpeada, desnudada y obligada a pasearse por la aldea. En un cierto momento, los fundamentalistas querían incluso quemarla viva junto al sacerdote. En cambio, la violaron. Sólo al final, en la noche, mientras seguían siendo injuriados y maltratados, fueron liberados por la policía.
El caso ha llegado al tribunal del juez Bira Kishore Mishra. La comunidad cristiana acusa a las autoridades locales de connivencia con los extremistas, y el proceso de sor Meena es visto como la justa oportunidad para demostrar el deseo de justicia de la población.
La religiosa, añade el obispo, «crece y se refuerza diariamente, nutrida por la adoración eucarística, por la misa y el rosario. Ciertamente, hay raros momentos en los que cede a un sentimiento de opresión, cansancio y dolor; pero gracias a la oración de toda la Iglesia tribal, se hace fuerte y supera estas crisis».
El 23 de julio pasado, fue su cumpleaños: «Es cinco veces más valiente y me anima en mi misión episcopal. Sor Meena está realizando los estudios de su carrera académica, asiste normalmente a la universidad (donde nadie sabe quién es) y viaja normalmente en transporte público».
Esto causa preocupación por su seguridad: «Para mí, para nuestra gente y para la Iglesia de Orissa, ella es el testimonio de la victoria de la Luz sobre la oscuridad».
Cierto, añade, «todos aquellos que se cubren de oscuridad no quieren que la luz y la verdad pued an vencer. Por eso estoy preocupado, y por eso debemos defenderla, sin desvelar dónde se encuentra, para preservar su luz».
El testimonio de la religiosa deriva también de sus orígenes familiares tribales. Como explica el obispo, «venimos de una familia rural: mi casa estaba en la jungla. Y justo de esta familia muy corriente, Dios ha elegido a sor Meena para ser su instrumento. La fuerza, el valor y el testimonio de la religiosa me animan a trabajar y servir a la Iglesia, aunque a veces me siento triste y siento dolor. Nosotros debemos todo a los misioneros: nos han sacado de la jungla y ayudado a descubrir lo divino. Dios tiene un plan para sor Meena y nada puede detener el avance de su proyecto».
Por lo que respecta a la cercanía del proceso, monseñor Barwa explica: «He pedido directamente a sor Meena si se sentía asustada o con ira, pero me respondió que no. Busca justicia no sólo para sí sino también para nuestro pueblo; pero no tiene ira».
«Por lo que se refiere a la identificación de los culpables, me ha dicho que es Dios quien la ilumina y que el Espíritu Santo le da fuerza para afrontar este momento. La última vez que nos encontramos antes de un momento semejante, junto a su superiora, celebramos una Eucaristía maravillosa: más de tres horas de oración con la Palabra de Dios y la eucaristía sanadora. Un don de gracia y paz para todos nosotros», añade.